Cuando el Gobierno del PP decide lanzar el trasvase del Ebro intenta reforzar el apoyo popular al recrecimiento de Yesa, y se diseña la operación de meter a Zaragoza en el proyecto. Para ello, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) recoge una idea surgida en sectores ‘progresistas’ de la región, con el sociólogo Mario Gaviria al frente: el embalse de La Loteta. La cosa parecía sencilla, barata y rentable…
Se trataba de levantar una presa, aprovechando una vaguada cercana al Canal Imperial de Aragón, y llenarla por gravedad con agua de dicho canal y del embalse de Yesa para el abastecimiento de boca de Zaragoza capital. De paso, se tendría un lago donde habría playas nudistas en medio de la estepa que atraerían incluso al turismo internacional.
Desde la Fundación Nueva Cultura del Agua valoraron como interesante esa idea, pero denunciaron ya en 2004 que “la ubicación era inadecuada por tratarse de un terreno de yesos, con abundante salinidad que podía degradar gravemente la calidad de las aguas que allí se almacenaran durante meses”, recuerda Pedro Arrojo, cofundador de la fundación.
La denuncia se hizo en forma de alegaciones formales, comunicaciones públicas y debates que tuvieron suficiente relevancia como para obligar a la CHE a dar una respuesta: buzonear Zaragoza con un panfleto que concluía afirmando que “el agua de Yesa tiene pocas sales, por lo que la utilización del vaso de La Loteta mejoraría el agua en su composición mineral”.
Hoy, tras gastarse casi 100 millones de euros, se ha constatado que, en efecto, la salinidad de las aguas almacenadas en la Loteta disuelven masivas cantidades de sal triplicándose la concentración de sulfatos respecto a las aguas del Canal Imperial en sus peores momentos, razón por la cual se desecha La Loteta para la función que tenía prevista. Por otro lado, la facilidad con que se disuelven los yesos hace que la presa tenga problemas graves de fugas que ponen en riesgo su estabilidad, razón por la que se está inyectado hormigón masivamente, con un coste económico añadido que nadie conice.
Además, si el Ayuntamiento de Zaragoza no lo impide, sus habitantes tendrán que pagar semejante dispendio pues la obra está adjudicada a Zaragoza capital formalmente, como un depósito de seguridad en caso de ciclos extremos de sequía.
La guinda del pastel la pone la cuestión del Camping de La Loteta. En su día el Ayuntamiento de Gallur, municipio donde está ubicado el embalse, reivindicó su derecho a un plan de compensación por gran presa, y la CHE no puso ningún inconveniente. Dada la perspectiva de hacer de La Loteta una playa nudista exótica internacional, el alcalde pidió un camping y la CHE construyó unas hermosas instalaciones, con cafetería y todo tipo de servicios..
Sin embargo, una vez construido, desde la CHE cayeron en la cuenta de que el agua del embalse sería para boca, y por tanto nadie podría bañarse en sus aguas, por lo que el camping nunca se estrenó y hoy no quedan ni las baldosas de los baños.
La Loteta es hoy un enclave que ha costado más de 100 millones de euros para que los amantes del windsurf disfruten movidos por el cierzo sobre sus aguas o los domingueros que acuden a comerse unas croquetas entre las ruinas del camping. Un esperpento que ni Berlanga lo hubiera imaginado.
Pedro Arrojo, cabeza de lista de Podemos por Zaragoza para el Congreso, ha visitado en la mañana de este lunes el embalse donde ha explicado a medios de comunicación el vergonzoso desarrollo del proyecto. Estas son algunas de las imágenes de la visita.