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terça-feira, 12 de janeiro de 2016

EL VENTANO - 12 DE JANEIRO DE 2016

El PSOE se alía con la derecha para aislar a Podemos en el Congreso

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Patxi López se convertirá en el nuevo presidente del Congreso con los votos de Ciudadanos y el apoyo indirecto del PP. La elección formal se producirá este miércoles en la sesión constitutiva de las Cortes, pero ya tiene garantizados los 90 votos de su partido y los 40 de Ciudadanos. El PP no presentará candidato para la Presidencia de la Cámara, con lo que le deja el camino libre a López. Rajoy vendió la decisión ante su Junta Directiva Nacional como un “gesto” del entendimiento al que está dispuesto a llegar en esta legislatura para alcanzar un gran pacto con PSOE y C’s.
Podemos no se sumó porque los otros tres partidos le niegan la posibilidad de crear cuatro grupos, el del partido de Pablo Iglesias y los de las candidaturas con las que concurrieron en Galicia, Cataluña y Valencia. Iglesias considera que esta petición es irrenunciable y, por eso, le explicó a Sánchez que no pueden sumarse al acuerdo.
Nada mas conocer el acuerdo, el secretario general de Podemos también lo comentaba en Twitter: “Parece que PP, Ciudadanos y PSOE han acordado repartirse la Mesa del Congreso. Los 3 del búnker comienzan a cabalgar”, ha dicho. Pese a ello, Podemos aún confía en que el PSOE “apueste por la sensatez” y acepte la constitución de cuatro grupos parlamentarios que “permitiría seguir avanzando hacia un acuerdo que haga real la voluntad de cambio que los ciudadanos han expresado en las urnas el pasado 20 de diciembre”.
Mariano Rajoy y el PP serán conscientes el miércoles a mediodía de su nueva situación parlamentaria: verán cómo el socialista Patxi López toma posesión como presidente del Congreso de los Diputados. Los populares se han visto obligados, por la nueva situación parlamentaria, a renunciar a ese cargo y ni siquiera presentarán candidato propio.
Será la primera vez en democracia que el presidente del Congreso no pertenece al grupo mayoritario de la Cámara. El exlehendakari será elegido, al menos, con los votos del PSOE y de Ciudadanos, que cerraron el acuerdo en una conversación entre Pedro Sánchez y Albert Rivera.
El PSOE se esforzó en presentar el acuerdo como fruto del pacto con el partido de Rivera; Ciudadanos como un pacto con PP y socialistas y los populares como fruto del consenso de los tres, con trascendencia para las futuras conversaciones para formar Gobierno. Y Podemos explicó su exclusión como el resultado de acuerdos para repartirse cargos y evitar que tengan más voz en el Parlamento.
El líder socialista intentó que también se sumara al acuerdo Podemos y, por eso, mantuvo una conversación con su líder Pablo Iglesias. El acuerdo no fue posible porque socialistas, populares y Ciudadanos rechazan la petición de Podemos de tener cuatro grupos diferentes en el Congreso: el de las candidaturas con las que concurrieron en Galicia, Cataluña y Valencia y el del resto de circunscripciones.
Además, se elige la Mesa del Congreso, el órgano de Gobeirno de la Cámara que sirve para organizar los trabajos parlamentarios y las iniciativas que se presenten. Se eligen ocho miembros: cuatro vicepresidencias y cuatro secretarías.
Según el reparto acordado por los grupos, del que también el partido De Iglesias es ajeno aunque participe en el resultado, el PP tendrá tres puestos, el PSOE contará con uno, además de la Presidencia, Ciudadanos tendrá dos y Podemos, otros dos. Es decir, PP y Ciudadanos logran así la mayoría absoluta en la Mesa.

EL VENTANO - 12 DE JANEIRO DE 2016

Viñetadas: sarna con gusto (nacionalista) y una Constitución radiactiva

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La actualidad retratada en dibujos que invitan a pensar. Trazos de la realidad para leer…

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EL VENTANO - 12 DE JANEIRO DE 2016


David Bowie: una lección de sabiduría escénica en su muerte


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Nunca agradeceremos lo suficiente a David Bowie la inteligente lección que nos ha propinado con la puesta en escena de su muerte. A estas alturas del negocio del entretenimiento popular van quedando pocas acciones capaces de asombrar o sorprender. Si resulta patético ver a Miley Cirus vestirse de vedette del teatro de Manolita Chen para tratar de epatar a los progenitores del mundo Disney, no queda más que reconocer la profunda honestidad del lema ese de que el espectáculo debe continuar.
El show must go on que se ha marcado Bowie con su muerte corona la trayectoria profesional de alguien que supo encarnar las ambigüedades del oficio. Desde muy temprano entendió que no bastaba con ser cantante, había que ser personaje y estética, multifuncional y disfuncional, transgresión y autoridad, popular e íntimo, que el único argumento es el escenario.
Las exposiciones en museos que coronaron la trayectoria artística de Bowie fueron un reconocimiento a la rotura de límites. Un concierto se quedaba canijo, un disco era una tarjeta de visita, no más. Alguien que decantaba unos tiempos líquidos en su botella de esencias, con posturas que duraban lo que dura ya todo, convirtiendo las tradicionales rupturas generacionales en tendencias, demostraba saber leer la aceleración del tiempo actual y colmaba la aspiración de vivir varias vidas, ese anhelo tan de hoy, aunque fuera por medio de poses sucesivas. Bowie fue un sabio pragmático de su tiempo, actor principal de la ficción que encarnó, capaz incluso de robarle al nazismo el uniforme y el saludo para su mascarada musical, porque entendió que todo era mercadillo y reciclable.
Al morir David Bowie, tras dedicar los últimos meses a la fabricación de un mutis audiovisual, sincronizando lanzamiento de disco, cumpleaños y defunción, nos ha dado otra lección de tempo y sabiduría escénica. Lazarus fue su último evento musical, en el que inspiración y expiración se funden con existencialismo de postal y reciclado de mitos religiosos, todo ello puesto a bailar por un hombre que sale y vuelve adentro del armario, porque no hay otro camino, es this way or no way.
Rendido a lo efímero del tiempo individual, rendido a la enfermedad, pero sin renunciar a la estética de una cama solitaria de hospital en versión de decorado de videoclip, David Bowie se despide con un guiño, y un guiñol, que nos explica que la broma es lo único serio y que, finalmente, después de darle muchas vueltas a todo, no queda otra cosa que hacer lo que sabemos hacer, aunque solo sea una canción más, por lejos que quede de la mejor canción que hicimos nunca.



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