La tesis doctoral de Pedro Sánchez es el documento más blindado del PSOE, a pesar de que este tipo de trabajos académicos son de libre acceso para el resto de los mortales. Y sin embargo, apenas unas pocas personas han podido echarle un vistazo rápido y con severas restricciones. El portal La Marea publica este lunes un amplio y documentado informe sobre el extraño caso de la tesis del candidato socialista (o sociolisto). Esta es su transcripción íntegra:
Madrid, miércoles 11 de diciembre de 2013, Centre Cultural, 17:00. Los dirigentes socialistas Ramón Jáuregui y Trinidad Jiménez, junto con Ramón Paredes (vicepresidente de SEAT y del Grupo Volkswagen), presentan el libro La nueva diplomacia económica española, publicada por la editorial Delta. Sala llena. En primera fila se sientan José Blanco, Diego López Garrido, Eduardo Madina y Elena Valenciano. ¿Se lanza un libro? No, se lanza un candidato: Pedro Sánchez Pérez-Castejón, joven diputado y reciente doctor en Economía.
Lo que vino después es de sobra conocido: una trayectoria relámpago que culmina en julio de 2014 con la elección de Sánchez como secretario general del PSOE. Lo que precede a la presentación es menos conocido. De hecho, Sánchez y su equipo se han empeñado en ocultar esa prehistoria. Con razón, porque la luminosa fachada del Proyecto Sánchez tapa lo que tiene todos los visos de ser una obra un tanto chapucera que ha sabido burlar todos los controles de calidad.
La investigación que presentamos a continuación se inició hace un año, en noviembre de 2014. Nos interesa subrayar que de ninguna manera nos mueve una animadversión hacia ningún partido o persona en particular. Como miembros de la comunidad universitaria internacional, nos preocupa ante todo la integridad de los protocolos que la rigen. Y nos produce alarma no sólo lo que, en este caso, parece haber sido un uso instrumental y oportunista del prestigio universitario para fines de promoción política, sino sobre todo la aparente erosión de protocolos y vaciamiento de normas que lo hicieron posible. En nuestra opinión, esta erosión es síntoma, a la par que consecuencia, del deterioro sistemático y deliberado de la educación pública en España en favor de la privada —incluida la universitaria—. El caso de Sánchez no es el primero; está ahí, por ejemplo, el de Francisco Camps.
El presente texto nació de una serie de sospechas sobre el perfil académico de Pedro Sánchez. Se ha centrado en tres aspectos: su tesis doctoral, su libro publicado y su actividad investigadora, reflejada en sus publicaciones académicas. Ya iniciada nuestra investigación, algunos medios —Vozpópuli y El Mundo, en particular— se interesaron por el tema de la tesis y publicaron reportajes algo sensacionalistas, revelando algunos datos que confirmaron nuestras sospechas. Lo que sigue es —esperamos— una presentación más completa y más ecuánime del caso.
Los hechos básicos de la trayectoria académica de Sánchez son los que siguen. Se licencia en Economía y Empresas en 1995 por el Real Centro Universitario Escorial María Cristina, centro privado adscrito a la Complutense. En 1998 obtiene un máster en Economía y Política en Bruselas; también cuenta con un Diploma de Estudios Avanzados en Integración Monetaria de la UE por el Instituto Ortega y Gasset de la Complutense (2002). En 2008 empieza a impartir clases universitarias en la Universidad Camilo José Cela (UCJC), también privada, como profesor de Estructura Económica y de Historia del Pensamiento Económico. En febrero de 2010 inicia su doctorado en la misma Universidad. En noviembre de 2012 se doctora, cum laude,con una tesis titulada Innovaciones de la diplomacia económica española: Análisis del sector público (2000-2012), dirigida por María Isabel Cepeda González, profesora de Economía Aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos y ex colega de Sánchez en la UCJC.
El doctorado y la tesis
Lo más llamativo de la tesis doctoral de Sánchez es su aparente invisibilidad: el único dato públicamente conocido sobre el texto es su título. No hay ni resumen de la investigación, ni información pública sobre la composición del tribunal, ya que la tesis —extrañamente— no figura en TESEO, la base de datos centralizada de tesis doctorales leídas en España. (Otras 15 tesis leídas en la UCJC en ese año, incluidas varias de la misma facultad, sí aparecen listadas con ficha completa.)
Aunque hay un ejemplar de la tesis en la biblioteca de la UCJC, está restringido su acceso. A diferencia de la mayoría de las universidades españolas, la UCJC carece de un repositorio digital —una página web— que ponga las tesis doctorales a disposición del público en régimen de acceso abierto. Esa carencia es tanto más curiosa cuanto la normativa de la propia UCJC estipula que las tesis han de ser de acceso abierto y depositadas para ese fin en un repositorio. Cuando, en diciembre de 2014, nos pusimos en contacto con la biblioteca para pedir acceso a la tesis de Sánchez, hicimos referencia a la normativa de la propia UCJC. Se nos contestó:
Las tesis doctorales inéditas (no publicadas), no pueden ser prestadas sin el consentimiento expreso del autor de la misma. Esta es una de ellas.
En nuestra universidad aún no está implantado el repositorio institucional para favorecer el acceso abierto a la producción científica. Por otro lado, esa normativa que indica entró en vigor a finales del 2013 y la tesis se presentó en 2012, fecha anterior, con lo que no es aplicable con carácter retroactivo.
El 17 de febrero enviamos un correo al equipo de comunicación de Sánchez (Verónica Fumanal y Juan Manuel Serrano):
Después de comprobar que la UCJC no cuenta con repositorio público de tesis doctorales me he puesto en contacto con la Biblioteca de la UCJC con una solicitud formal de préstamo interbibliotecario de mi universidad. Sin embargo, la bibliotecaria de la UCJC me ha comunicado que no está autorizada para prestar el texto sin el permiso expreso del autor, y que sus intentos por conseguir ese permiso del Sr. Sánchez no han dado fruto. (Dificultad que, me imagino, es debida sencillamente a la naturaleza ajetreada de su agenda.)
Por tanto se me ha ocurrido dirigirme directamente al PSOE, esperando que vosotros me podáis echar una mano.
La respuesta de Fumanal es casi inmediata:
La tesis de pedro esta publicada y a disposición en cualquier librería.
Contestamos:
Gracias por la prontísima respuesta, Verónica. Conozco el libro pero me interesa ver la tesis original tal y como fue defendida en 2012.
En ausencia de respuesta, volvemos a escribir dos días después:
Sólo una nota para recordaros mi petición. Tengo la impresión de que basta con que Pedro Sánchez dé su permiso (o vosotros lo deis por él) para que la biblioteca me pueda mandar la tesis. (De hecho la normativa de la UCJC estipula que todas las tesis doctorales sean de acceso abierto; lo que pasa es que esa normativa se adoptó en 2013, un año después de la defensa de la tesis de Sánchez.)
Por si facilitara las cosas, yo podría volver a contactar con la biblioteca de la UCJC con copia a vosotros. Ya me diréis.
No hay más comunicación por parte del PSOE. Dos meses después, en mayo, el equipo de Sánchez se muestra algo más flexible con el diario El Mundo que con nosotros, dejando que un equipo de periodistas acceda al texto de la tesis durante algunas horas, aunque bajo condiciones estrictas: se les prohíbe hacer fotos o sacar el texto de la biblioteca.
En noviembre, Contexto entrevista a Sánchez y le pregunta por la tesis. Sánchez contesta que ésta está disponible para quien quiera consultarla. En realidad, sin embargo, hasta el día de hoy la consulta sigue siendo altamente restringida: la tesis se puede consultar sólo en formato impreso, en la biblioteca de la universidad, sin hacer fotos o fotocopias y previa aprobación del equipo de comunicación del PSOE. (Este último detalle no deja de ser una forma de intimidación.)
Cabe subrayar la anomalía que supone en el ámbito universitario este semiblindaje de una tesis doctoral. El proceso mediante el cual se otorga el doctorado, la mayor prueba de aptitud académica, suele ser rigorosamente público. Se supone que el doctorando responda por la calidad y originalidad de su investigación ante cualquiera de sus pares en la comunidad universitaria. De ahí el carácter público de la defensa y la necesidad de que las tesis doctorales estén disponibles bajo un protocolo de libre acceso. La gran mayoría de las universidades dispone desde hace años de repositorios digitales para ese fin.
El mismo espíritu de escrutinio público queda reflejado en todas las normativas vigentes. Así, la ley actual, que entró en vigor el 11 de febrero de 2011, estipula en sus artículos 13.4 y 13.5:
4. La tesis doctoral se evaluará en el acto de defensa que tendrá lugar en sesión pública y consistirá en la exposición y defensa por el doctorando del trabajo de investigación elaborado ante los miembros del tribunal. Los doctores presentes en el acto público podrán formular cuestiones en el momento y forma que señale el presidente del tribunal.
5. Una vez aprobada la tesis doctoral, la universidad se ocupará de su archivo en formato electrónico abierto en un repositorio institucional y remitirá, en formato electrónico, un ejemplar de la misma así como toda la información complementaria que fuera necesaria al Ministerio de Educación a los efectos oportunos.
Verdad es que la misma ley, en el artículo 13.6, admite una excepción a este espíritu de apertura, pero las condiciones esbozadas allí no se aplican de ninguna forma al caso de Sánchez:
6. En circunstancias excepcionales determinadas por la comisión académica del programa, como pueden ser, entre otras, la participación de empresas en el programa o Escuela, la existencia de convenios de confidencialidad con empresas o la posibilidad de generación de patentes que recaigan sobre el contenido de la tesis, las universidades habilitarán procedimientos para desarrollar los apartados 4 y 5 anteriores que aseguren la no publicidad de estos aspectos.
Como ya hemos apuntado, incluso la normativa de la propia UCJC se hace eco de este espíritu, pidiendo la entrega de “Dos CDs con la tesis en formato electrónico, preferiblemente PDF no modificable (Secretaría y Biblioteca), con la carátula en color, a los efectos de su archivo, preservación y difusión en el repositorio institucional” y “Licencia para el depósito digital de la tesis en archivo electrónico y físico. El depósito implicará la cesión de forma no exclusiva a la Universidad, de los derechos de explotación de la propiedad intelectual de la obra (copyright), necesarios para esta finalidad”.
El hecho de que, según la UCJC, esta normativa no sea, en rigor, aplicable retroactivamente a la tesis en cuestión, no quita el carácter anómalo de tratarla como si fuera secreto de Estado. En la práctica, la UCJC y Sánchez se sustraen del mismo proceso de evaluación por pares que constituye el fundamento de la integridad académica. Además, la ley en la que se basa la normativa sí es aplicable al caso de Sánchez: las normas en cuestión entraron en vigor en febrero de 2012 para todos los doctorandos, aunque hubieran iniciado su doctorado antes de 2011.
También el tribunal de tesis —el cuerpo de expertos independientes que determina si la tesis es digna de un título de doctor— presenta rasgos curiosos. Para empezar, dada la ausencia de una ficha TESEO, no es fácil saber quién formó finalmente parte del tribunal. Según el diario Vozpópuli, el elenco de miembros incluía los siguientes cinco nombres: Cristina Ruza y Paz Curbera, docente de la UNED; Santiago Pérez Pérez-Camarero, profesor asociado de la Universidad de Castilla-La Mancha; Alejandro Blanco Fernández, en la actualidad consejero de Hacienda en la representación española ante la UE; y dos profesores de la UCJC: Juan Padilla Fernández-Vega, antiguo vicerrector de Extensión Universitaria, actual secretario general de la UCJC; y Ricardo José Rejas Muslera, profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas.
¿Este tribunal se ajusta a la ley? No queda del todo claro. La normativa actualmente vigente, marcada por el mismo Real Decreto del 10 de febrero de 2011 —que es la aplicable a la defensa de Sánchez— “los miembros que integren el tribunal deberán estar en posesión del título de Doctor y contar con experiencia investigadora acreditada”. Muchas universidades españoles —entre otras, las de Sevilla, Valladolid, Zaragoza y Castilla La Mancha— especifican que la experiencia investigadora acreditada equivale a un sexenio de investigación (“al menos un periodo de actividad investigadora reconocido de acuerdo con las previsiones del RD 1086/1989, de 28 de agosto”). No así la UCJC. Según Francisco López Muñoz, el director de la Escuela de Doctorado, para ser miembro de un tribunal de tesis basta con tener el doctorado.
En este sentido llama la atención que Padilla Fernández-Vega y Blanco Fernández se doctoraron apenas un año antes que Sánchez, en septiembre y junio de 2011, respectivamente. Más llamativo todavía es que a tanto Padilla como Blanco les dirigió la tesis la misma directora de Sánchez, Isabel Cepeda, y que ambos se doctoraron por la misma UCJC. Ni Padilla ni Blanco Fernández lucen un gran expediente de investigación. En suma, el tribunal, además de tener un carácter marcadamente endogámico, tiene poco peso académico.
Según los datos disponibles en TESEO, Cepeda solo ha dirigido cuatro tesis doctorales, todas en 2011 y 2012. Además de las de Padilla, Blanco y Sánchez (que, como hemos dicho, no figura en TESEO), fue directora de tesis de Jesús Gracia Sanz, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas de la UCJC de septiembre de 2010 a septiembre de 2012. Gracia Sanz defendió su tesis durante su decanato, en diciembre de 2011.
Por otra parte, tanto Gracia Sanz como Rejas Muslera (miembro del tribunal de Padilla además del de Sánchez) tienen lazos con Belt Ibérica, S.A, “la empresa líder de servicios profesionales en el sector de la Seguridad Global y las Emergencias en España”, con la que la UCJC firmó un convenio en 2010 para ofrecer un máster en cuestiones de seguridad global. Belt Ibérica, fundado en 1994 por el ex militarRicardo Huelin Martínez de Velasco y afincado en Majadahonda, ha contratado con numerosasentidades públicas y privadas. El máster fue dirigido por Cepeda.
El libro
Según Verónica Fumanal, directora de comunicación, la tesis de Sánchez “está publicada”. En efecto, en 2013 la editorial Delta publicó un libro titulado La nueva diplomacia económica. Innovaciones institucionales y estrategias en las relaciones económicas de España hacia Latinoamérica, Europa, Asia y África. Según afirma el propio Sánchez en su página biográfica dentro de la web del PSOE, en este libro “recogía y desarrollaba algunos de los contenidos de mi tesis”.
Como ya queda relatado, la presentación del libro el 11 de diciembre de 2013 confirmó al hasta entonces diputado Sánchez como estrella emergente dentro del PSOE y candidato firme para la Secretaría General de dicho partido. El libro volvió a presentarse el 27 de febrero de 2014 en la Universidad de Valladolid, por parte del rector de la misma, Marcos Sacristán Represa. En ambos casos, Sánchez se refirió en sus anuncios a través de Twitter y de su blog personal, de forma orgullosa, a “mi libro” (“El próximo día once de diciembre presentaré mi libro” —anotó en su blog— “[…] El libro es fruto de la tesis que, por estas fechas, defendí el pasado año en laUCJC para obtener el doctorado”.) También en Valladolid, Sánchez fue presentado como “autor del libro”.
Sin embargo, la portada del libro en cuestión presenta a Pedro Sánchez Pérez-Castejón no como autor, sino como director del mismo, mientras que en el interior se menciona, además de a Sánchez como director, a dos autores: el propio Sánchez y Carlos Ocaña Orbis. Además, el libro cuenta con prólogo de Miguel Sebastián Gascón (ex ministro de Industria, Turismo y Comercio) y un prefacio a cargo del catedrático Francisco Aldecoa Luzárraga, antiguo decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (entre 2002 y 2010; es decir, en la era pre-Podemos dentro de dicha facultad) y candidato derrotado por partida doble (2007 y 2011) en las elecciones a rector de la propia UCM.
El libro cuenta con una breve introducción firmada por Pedro Sánchez. En ella, agradece “a quienes me acompañan con su consejo y la redacción del libro, los profesores Francisco Aldecoa, Miguel Sebastián y Carlos Ocaña”. Queda claro de qué partes de la redacción del libro se ocuparon Aldecoa y Sebastián (prefacio y prólogo, respectivamente). Pero no se explica de qué partes del libro pueda haberse encargado Ocaña. Aunque en la presentación celebrada en Madrid sí se mencionó que la tesis sirvió de base al libro, en éste la tesis no es mencionada. Más curioso es que ni siquiera aparezca citada en la bibliografía del mismo. Eso sí, la contraportada identifica a Sánchez como “doctor en Economía”.
El libro, de 162 páginas más bibliografía y anexos, presenta un panorama global de la importancia de los factores económicos en las relaciones internacionales y en la labor diplomática realizada no sólo por el Ministerio de Asuntos Exteriores, sino por otros ministerios, instituciones transnacionales como la Unión Europea, e instituciones y actores que trabajan al nivel regional y local. El texto tiene un carácter marcadamente didáctico. (Sebastián lo caracteriza en su prólogo como “un buen manual”.)
Más que proponer alguna teorización novedosa, los dos autores se limitan en gran medida a resumir —en forma de numerosos inventarios y listados— las investigaciones existentes sobre la diplomacia económica, con una fuerte dependencia en un número reducido de textos secundarios. El carácter del trabajo cabalga entre la síntesis y el refrito. El estilo es pedestre y la corrección tipográfica, algo defectuosa. Algunos párrafos se repiten literalmente en páginas diferentes (por ejemplo en las páginas 146 y 155).
La bibliografía tiene numerosos fallos y errores tipográficos. Algunas entradas están repetidas y otras ausentes. Sin ir más lejos, las dos primeras referencias del libro, que aparecen en la segunda página, son erróneas: la primera (Melissen, 1999) no figura en la bibliografía; la segunda (un trabajo de Saner y Yiu), que es citada numerosas veces en el libro, no es de 2001, como afirman los autores, sino de 2003.
¿Es una publicación académica? Cabe dudarlo. Para empezar, la estructura de la autoría es altamente anómala; el hecho de que el libro tenga un director hace pensar que se trata de un libro colectivo; impresión que queda desmentida por el hecho de tener sólo dos autores. Además, en los libros coordinados lo habitual es que figuren las autorías de los capítulos, cosa que no sucede en este caso. La edición sigue más bien la tradición de los libros en estricta coautoría. Todavía más anómalo es el hecho de que la tesis —en la que, según Sánchez, se fundamenta el libro, como ya se ha dicho— no salga referenciada en él ni una sola vez.
Y sin embargo los contenidos del libro y de la tesis coinciden casi por completo, como hemos podido comprobar cuando por fin pudimos consultar la tesis en la biblioteca de la UCJC, este mes de diciembre. Aunque la organización de los capítulos es ligeramente diferente, la bibliografía de la tesis reaparece casi idéntica en el libro, con todas las erratas incluidas. Si hubo revisión, fue mínima.
El expediente académico
Además del libro, la producción académica de Pedro Sánchez en su campo de especialización se parece limitar a tres artículos publicados (dos en 2012 y uno en 2013), dos de ellos con coautores. Sin considerar criterios de calidad, en términos puramente cuantitativos se trataría de un currículum poco competitivo en el mundo universitario español actual, incluso para una persona recién doctorada (sin contar con el hecho de que Sánchez ocupó un puesto académico durante cinco años, de 2008 a 2013).Los artículos son los siguientes:
- “La diplomacia económica de los Planes Integrales de Desarrollo de Mercado”, con Juan Padilla Fernández-Vega de coautor, publicado en elBoletín económico de ICE, Información Comercial Española, Nº 3031, 2012, págs. 25-30;
- “Innovaciones en la Diplomacia Económica Española: Los Planes Integrales de Desarrollo de Mercado,” con dos co-autores: Juan Padilla Fernández-Vega y Mª. Isabel Cepeda González, publicado en Anales de Economía Aplicada. Los efectos de la crisis y el futuro de la sociedad del bienestar, trabajo colectivo coordinado por Jesús Gracia Sanz, Antonio Sánchez-Bayón y Marta Pazos Seoane y publicado en 2012 por Delta y la Asociación Científica Internacional de Economía Aplicada (Asepelt), de 13 páginas;
- “La diplomacia comercial en el centro de la diplomacia económica española,” sin coautores, publicado en el Anuario jurídico y económico escurialense, Nº. 46, 2013, págs. 345-362.
La suma de la producción de Sánchez en artículos académicos no alcanza las 40 páginas. Más de la mitad de ellas están elaboradas, además, en coautoría. Tan escaso bagaje constituye una anomalía en relación con las exigencias actuales del mundo académico en España de cara a la obtención de una plaza en una universidad. De hecho, la producción académica de un candidato a doctor acostumbra ya a ser más profusa en el momento en que deposita la tesis para su posterior defensa ante el tribunal.
Partes sustanciales de los tres artículos de Sánchez figuran también en el libro y en la tesis. Concretamente, el material del tercer artículo reaparece en los primeros dos capítulos del libro, mientras que segmentos de los primeros dos artículos reaparecen en el capítulo 3 del libro, titulado La diplomacia económica bilateral: el caso de los Planes Integrales de Desarrollo de Mercados (PIDM) y el Fondo para internacionalización FIEM. También hay solapas significativas entre los dos primeros artículos, como ilustran las tres selecciones incluidas en el anexo.
Un rápido cotejo de los tres artículos y del libro revela una solapa (casi) literal de un 50% entre el artículo 1 (en el Boletín del ICE), escrito con Padilla, y el artículo 2 (enAnales de Economía aplicada), escrito con Padilla y Cepeda. Además, las dos primeras páginas (un 14%, más o menos) del tercer artículo de Sánchez, publicado en Anuario jurídico y económico escurialense, presentan calcos (casi) literales de los dos otros artículos, sólo uno de los cuales (el del Boletín) es citado en nota a pie. Finalmente, un 45% de este tercer artículo consiste de pasajes que reaparecen (casi) idénticos en las páginas del libro.
La presencia de pasajes extensos de los artículos 1 y 2 en el tercer capítulo del libro hace que la autoría de ese capítulo 3 quede todo menos clara. Bien mirado, el texto tiene cuatro posibles autores: Pedro Sánchez (director y coautor del libro), Juan Padilla y María Isabel Cepeda (coautores de los artículos reciclados) y Carlos Ocaña (coautor del libro). (Aunque el artículo en el Boletín económico figura en la bibliografía del libro, no es citado en el capítulo en cuestión.) Eso sí, en su introducción Sánchez dice querer “destacar la inestimable ayuda de los profesores Juan Padilla, Isabel Cepeda y Patricia Soublechero”.
Ahora bien, Juan Padilla, coautor, formó parte del tribunal de tesis. La normativa no prohíbe que un coautor se incorpore a un tribunal, a menos que la tesis sea por compendio de artículos publicados, lo que no parece ser el caso de Sánchez. De todos modos, la coautoría pinta evidentemente mal, máxime por el hecho de que el tema del texto en coautoría es el mismo de la tesis.
Padilla y Cepeda son universitarios; de hecho, como ya se ha mencionado, ésta le dirigió la tesis doctoral a aquél (recordemos que fue en septiembre de 2011 y por la misma UCJC). Cepeda, que en la actualidad enseña en la Universidad Rey Juan Carlos, también ha ocupado cargos en la UCJC. El coautor del libro, en cambio, Carlos Ocaña Orbis, es el único que está empleado fuera del ámbito académico. En la actualidad trabaja como project manager del Real Madrid Club de Fútbol, donde se encarga —entre otras cosas— del diseño de la web. Hasta donde hemos podido averiguar, el coautor no estuvo presente, ni fue mencionado, en ninguna de las presentaciones del libro.
¿Cómo llega un gerente del Real Madrid a escribir un libro con un diputado del Congreso, futuro secretario general de su partido y —para colmo— hincha acérrimo del Atleti? Ocaña fue jefe de gabinete de Miguel Sebastián cuando éste ejercía de ministro de Industria en el segundo gobierno de Zapatero; en el primero, trabajó en la Oficina Económica del Presidente del Gobierno. Al volver el PP al poder, Florentino Pérez —presidente del Real Madrid y de la constructora ACS, empresa activa en la energía termosolar, área fomentada por el ministerio de Sebastián— le encontró acomodo laboral en el mundo del fútbol, como informa Thilo Schäfer en un reciente reportaje sobre Pérez en La Marea. Ocaña no tiene doctorado.
La conclusión de los hechos enumerados se perfila por sí misma: Sánchez consiguió el doctorado con base en una labor académica de calidad y cantidad ínfimas, al mismo tiempo que el prestigio generado por el título y la publicación del libro basado en la tesis —escrito en aparente coautoría pero presentado en público como exclusivamente suyo— le sirvieron como trampolín para el avance de su carrera política. Ambas cosas —y los intentos por esconderlas limitando el acceso a la tesis— suponen una lamentable desvirtuación de los criterios académicos.
Dos varas de medir: universidad pública y privada
No es casual que el doctorado de Pedro Sánchez sea de universidad privada. Casos como el suyo se explican, en parte, en base a las diferentes reglas de juego para universidades privadas y públicas. Para las últimas, por ejemplo, es imprescindible estar pertinentemente acreditado ante la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación), cuya puesta en pie habría tenido lugar con el fin de renovar y fortalecer la universidad española. (Irónicamente Cepeda, la directora de tesis de Sánchez, se presenta en LinkedIn como “especialista en elaboración de Acreditaciones (formularios y documentación) para la Aneca en todas las modalidades”.)
Esta acreditación —cuyos criterios de evaluación piden “que los solicitantes acrediten una actividad investigadora intensa, desarrollada de forma continuada en el tiempo”— es necesaria para todo tipo de plazas de profesor, excepto para la poco frecuente figura de titular interino. En el caso de las privadas, en cambio, la ley requiere tan sólo la acreditación del 60% de su personal docente con grado de doctor. (No se especifican limitaciones en cuanto al porcentaje de personal docente sin doctorado, por lo que en teoría una universidad privada podría nutrir su docencia de meros licenciados.) Así se explica que el propio Sánchez pudiera entrar como profesor en 2008, antes de doctorarse; o que el mismo decano de la universidad se pudiera doctorar después de asumir su puesto.
Esta diferencia de requisitos para las universidades privadas en España va en evidente detrimento de la meritocracia, pero también de la calidad del profesorado y, por tanto, de la educación. En este sentido, el modelo español de universidad privada contrasta con el modelo de la universidad privada de prestigio, como es el caso de las norteamericanas (Princeton, Harvard, Yale, Columbia, Georgetown, etc.). Así también se explica el abismo entre Estados Unidos y en España en términos deranking. ¿Cabe importar modelos de éxito del exterior sin importar también sus criterios de calidad?
* Sebastiaan Faber es profesor de Estudios Hispánicos en Oberlin College. Otra colaboración de cara a la presente investigación permanece en el anonimato debido a los riesgos académicos que, según ha sido advertido el interesado, podría conllevar su firma en este trabajo de cara a su situación laboral y futuro profesional. Agradecemos a Bécquer Seguín y a David Jorge su ayuda en esta investigación.
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