La (desigual) conversión de votos en escaños, bicoca del bipartidismo actual
¿Cómo es posible que una diferencia de menos de dos puntos de voto estimado entre PSOE y Podemos (21.0 % frente a 19.1 %) dé como resultado una diferencia de 30 escaños (90 frente a 60), según se desprende de la encuesta que publica este lunes El País, y que también reflejan el resto de sondeos?
La explicación se encuentra en nuestro vigente sistema que otorga a la provincia el rango de circunscripción electoral. Las elecciones generales son, en realidad, el resultado de 50 elecciones parciales, lo que tiene como consecuencia una proporcionalidad asimétrica: mientras que el reparto de escaños en las provincias grandes es prácticamente proporcional, en las medias y pequeñas la distribución favorece al primer y segundo partido. En otras palabras, el sistema electoral otorga una prima al bipartidismo PP-PSOE en las circunscripciones medias y pequeñas, lo que se traduce en un hándicap para terceros partidos. Por tanto, la prima define la diferencia entre los diputados que obtendrían todos los partidos si el sistema electoral fuera estrictamente proporcional y los que realmente obtienen.
Esta prima o ventaja de escaños no es nueva, sino que ha sido históricamente decisiva. En 1977 y 1979 le concedió a UCD nada menos que un plus de 45 y 46 diputados, respectivamente. El PSOE en 1989 y el PP en el 2000 y el 2011 obtuvieron 35 y 27 escaños más respectivamente como resultado del efecto prima. Esta ganancia no solo se dirige a la primera fuerza política , sino también a la segunda, lo que ha dado aún más fuerza al bipartidismo. En 2004 y 2008, por ejemplo, la segunda posición del PP resultó en una prima de 16 y 15 diputados en cada elección.
Ahora bien, en sentido contrario a esta prima, también opera un efecto penalización. Si el primer y el segundo partido se han visto siempre beneficiados, el tercero y el cuarto han salido siempre seriamente perjudicados. La propia AP de Manuel Fraga sufrió en su calidad de cuarta fuerza en 1977 y 1979 una penalización de 15 y 12 diputados, algo similar a la del PCE (13 y 15) en los mismos años.
Pero más allá del repaso histórico, las próximas elecciones del 20 de diciembre nos obligan a preguntarnos por la magnitud de esta ventaja de escaños cuando el modelo no es ya bipartidista sino multipartidista. Todo parece indicar que, de darse los resultados estimados por Metroscopia en el presente sondeo, la prima se va a mantener entre los 15 y los 20 diputados para PP y PSOE y, aunque en menor medida, la penalización a terceros partidos como Podemos y Ciudadanos seguirá vigente.
La mejor o peor distribución del voto a lo largo y ancho del territorio seguirá siendo clave. Podemos sería el principal perjudicado, pues sus probables caladeros de votos se encontrarán en las grandes circunscripciones y pagará un alto precio por su menor presencia en las pequeñas. Por su parte, la ligera mejor penetración de Ciudadanos en las provincias de menor tamaño, neutraliza un poco la penalización como tercera y cuarta fuerza.
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