A medida que avance el siglo, los ríos del planeta llevarán menor cantidad de un agua que será más caliente, lo que influirá negativamente en la generación de electricidad. Un estudio con más de 25.000 centrales térmicas e hidroeléctricas muestra que su dependencia del agua para mover sus turbinas las hace vulnerables al calentamiento global. Para cuando acabe la centuria más de tres cuartas partes de las centrales estudiadas sufrirán mermas en su capacidad de producir vatios-hora que podrían superar el 30%.
Aunque la aportación de las energías eólica y fotovoltaica no deja de crecer, el 98% de la electricidad generada en el planeta en 2012 la produjeron centrales hidroeléctricas (17%) o termoeléctricas (81%). Las primeras aprovechan los saltos de agua para mover una turbina. En las segundas, por diferente que sea el combustible que usen, todas tienen algo en común: necesitan agua que calentar con la que mover la turbina y para refrigeración. De ahí que la gran mayoría de las centrales, y no solo las hidráulicas, estén a la ribera de un río o el mar.
Todos los escenarios dibujados por los informes de la ONU sobre el cambio climático sostienen que esa agua se va a volver cada vez más escasa, irregular y caliente. Sobre esa base, un grupo de investigadores
ha estudiado cómo afectará el calentamiento global a la producción de energía eléctrica que depende del agua. Para ello, contaron con los datos de 24.515 centrales hidroeléctricas y otras 1.427 termoeléctricas, que tienen el 78% y el 28% respectivamente de la capacidad instalada en el mundo.
Las centrales ubicadas en las latitudes más altas, como las de Canadá y el norte de EE UU y las de la Europa del norte verán aumentar el caudal de los ríos de los que dependen. En el centro de África y el sur de Asia, tampoco se reducirá el aporte de agua. Por el contrario, en el resto de EE UU, Europa central, la cuenca mediterránea y grandes zonas del sur de América Latina, África y el superpoblado sudeste asiático, el aporte neto de agua a los caudales será menor y su aportación a lo largo del año más irregular.
El 74% de las centrales hidroeléctricas se encuentran en las zonas donde el agua que necesitan será más escasa. Con las termoeléctricas la cosa empeora, el estudio estima que el 86% de las centrales analizadas verá reducida su disponibilidad de agua y, por tanto, su capacidad de generación. Estos datos aseguran que las centrales hidroeléctricas perderán de media hasta un 24% de su capacidad de generación eléctrica. En cuanto a las termoeléctricas, tres cuartas partes de ellas sufrirán una merma de más del 30% en su capacidad para 2050.