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terça-feira, 5 de janeiro de 2016

EL VENTANO - 5 DE JANEIRO DE 2016

Carta de un miembro de la comisión de la cabalgata de Madrid sobre la exclusión de un centro que separa alumnos por sexo

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La caverna mediática y el Partido Popular han creído encontrar en el asunto de la cabalgata de Carabanchel un filón en el que hacerse notar a pesar del insignificante número de lectores que tiene el periódico que lleva varios días con el tema. Pero es muy posible que este revuelo se les convierta en boomerang, tanto al PP como al mismo colegio que ha querido notoriedad. Hagamos un poco de historia:
En otoño de 2011 el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, decidió extender su política de recortes a las cabalgatas de los barrios, lo que incluía Carabanchel, dejando al barrio sin la cabalgata que había recorrido las calles del distrito sin interrupción desde 1979. Una decisión política que dejaba a los más de 24.000 niños de Carabanchel sin su cabalgata de siempre.
Sin embargo varias asociaciones vecinales, de padres y madres, y otras, decidieron que su barrio y sus niños no se merecían este abandono por una nueva centralización de los recursos en detrimento de los barrios populares. Y se pusieron manos a la obra, realizando una cabalgata popular que no fue autorizada por la Junta Municipal controlada por los que ahora pretender ser “los defensores de los niños”, el PP. La mayoría de comerciantes aportaron dinero o caramelos, y multitud de vecinos ofrecieron también dinero y trabajo voluntario para conseguir un desfile de 8 grupos entre comparsas y carrozas.
La experiencia participativa fue tan satisfactoria, que las asociaciones organizadoras no dudaron en ponerse manos a la obra en los tres años siguientes en que el Ayuntamiento, ahora presidido por Ana Botella, continuó con su imposición autoritaria, llegando a desfilar el año pasado hasta un total de 15 grupos entre carrozas y comparsas. En estos cuatro años han participado asociaciones vecinales, deportivas, de mujeres, sociales, juveniles y de madres y padres, tanto de colegios públicos como concertados y confesionales, con un espíritu de amplia colaboración.
Con estos antecedentes, la nueva Junta Municipal surgida tras las elecciones municipales de mayo pasado decidió convocar al tejido asociativo de Carabanchel para tratar de organizar una cabalgata participativa. Así se creó una comisión integrada por las asociaciones interesadas en participar, y la Junta Municipal, tanto el equipo de gobierno como los cuatro grupos políticos que la integran. En la primera reunión celebrada a primeros de noviembre, se acordaron por consenso (sin oposición de ningún grupo político o asociación) los criterios y límites de la cabalgata de este año. Entre estos criterios figuran los siguientes:
– No desfilarían grupos o entidades que fomenten la violencia y la xenofobia, o discriminen por razón de raza, sexo, religión o ideología.
– Sólo desfilarían asociaciones o entidades culturales, y no se admitirían sponsor, en particular de grandes superficies o multinacionales por respeto y apoyo del pequeño comerciante.
– No se distribuirían caramelos que tuvieran publicidad de entidades bancarias que desahucian a vecinos.
Desde entonces la comisión vecinal ha seguido trabajando junto con la Junta Municipal acordando temas como la forma de repartir el presupuesto que la Junta ponía a disposición de la cabalgata (18.000 euros), el cartel, el orden de la comitiva, etc. El 16 de diciembre llega a la Junta Municipal una petición del colegio Arenales para participar en la cabalgata, con la respuesta negativa que la propia Junta ha explicado tanto en la reunión celebrada el 29 de diciembre, como ante los medios de comunicación por parte de la concejala presidenta. No sólo la petición llegaba ya tarde, y era más que dudoso si quien solicitaba concurrir con una carroza era la Asociación de Madres y Padres o más bien la empresa propietaria del colegio. Pero había un detalle, y es que este colegio privado segrega a los alumnos por sexo, lo que va en contra de uno de los criterios fijados por la comisión.
La Junta Municipal de Carabanchel ha sido en todo momento respetuosa con las decisiones adoptadas por la comisión vecinal; al negar la posibilidad de que una carroza del colegio Arenales desfile en la cabalgata, ha actuado en coherencia con ella, siendo por ello su responsabilidad compartida. Tanto la Junta Municipal como las asociaciones que integran la comisión vecinal han dejado constancia pública de este acuerdo y las razones que lo motivan. Y le pese a quien le pese, la unidad ha sido total al respecto, incluidas asociaciones relacionadas con colegios o entidades confesionales que rechazan también la segregación practicada por el colegio Arenales.
Para terminar cabría hacer unas reflexiones sobre dos temas que cruzan esta interesada polémica. El presidente de la fundación Arenales, Alfonso Aguiló (miembro del Opus Dei), justificaba esta segregación por sexo del colegio Arenales en una entrevista celebrada hace dos años, al afirmar que “los resultados en matemáticas, lectura y ciencias son muy diferentes igual que son diferentes los resultados al correr los 100 metros lisos”.
Este criterio de segregación por sexo es discriminatorio, y por tanto humillante en particular hacia las mujeres. Y constituye una aberración pedagógica, más en la actual situación de violencia machista que cada año se cobra la vida de más de 50 mujeres, víctimas de unos hombres que no han sido educados en los valores de igualdad y respeto.
Es inadmisible que la Administración financie y regale suelo público (por el que paga sólo 12.000 euros al año) a colegios que mantienen estos criterios discriminatorios, propios de épocas pasadas. Ni siquiera debería homologarse la educación recibida bajo esos parámetros, y la ley debería prohibir tales prácticas en lugar de ampararlas. No estaría de más que los movimientos pedagógicos y feministas tomasen alguna iniciativa al respecto. Participación.
No cabe duda de que los reaccionarios del Partido Popular están furiosos por dos motivos. No soportan que haya actos culturales y festivos en los barrios, y menos en la calle. De hecho este partido prohibió en el distrito de Carabanchel, como en otros muchos, multitud de iniciativas vecinales, tanto las citadas cabalgatas, como también desfiles de carnaval, fiestas patronales en barrios, competiciones deportivas y un largo etcétera. No quieren que los vecinos nos divirtamos, nos juntemos, ni nos relacionemos, porque nos prefieren aislados, que es más fácil dominar así.
Su modelo de poder elitista choca con las formas de gestión participativas, que en este caso se han desarrollado en la Cabalgata de Carabanchel, y eso es lo que más les escuece. Atacar a una presidenta de una Junta Municipal les puede resultar más fácil que enfrentarse a 15 asociaciones y colectivos, que no salían de su asombro cuando los representantes del PP protestaban en las primeras reuniones porque sólo hubiera una carroza de reyes en lugar de 3 como pedían, o cuando ahora se rasgan las vestiduras por “dejar a 800 niños sin cabalgata”, cuando ellos han dejado sin carrozas de reyes ni cabalgata durante cuatro años a más de 24.000 niñas y niños menores de 10 años y un total de 240.000 vecinos del distrito de Carabanchel.
Pedro Casas, miembro de la comisión vecinal de la Cabalgata de Carabanchel

EL VENTANO - 5 DE JANEIRO DE 2016

Impresionante (y angustioso) rescate de una ballena atrapada entre cabos de pesca

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César Espino y su compañero navegaban este sábado a unas 2 millas del muelle de Morro Jable, al sur de Fuerteventura, cuando vieron una boya utilizada para palagre, un tipo de pesca muy agresiva y no muy legal. Alrededor de ella vieron la salida de aire de una ballena, un rorcual de unos 15 metros que se había enganchado a los cabos del dispositivo instalado, tanto en la boca como en la cola, lo que le impedía moverse. Tras una hora de trabajo, lograron soltarla y evitar su muerte agónica y segura.
Cada movimiento hacía que se hiciera daño, explica Espino. “Entré en el agua con un cuchillo y me puse delante de la ballena para que me reconociera; me miró como pidiendo ayuda así que no dudé un instante en soltar todos los cabos que la mantenían atrapada”, afirma.
Durante una hora ambos compañeros estuvieron bajando y subiendo de nuevo a superficie, ya que el rescate lo hacían a pulmón. Además, poco a poco iban cortando los cabos que la tenían atrapada, lo que complicaba el rescate porque la ballena tenía más movilidad. Finalmente, pudieron soltarla y la siguieron un rato para comprobar que nadaba con normalidad, hasta que la perdieron de vista.


EL VENTANO - 5 DE JANEIRO DE 2016

Los reyes (magos) son las madres

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La cabalgata de mi barrio era un escaparate comercial más, y al que iba por libre, le hacían la vida imposible. Nos pasamos años peleando con la Junta de Distrito para defender la cabalgata vecinal, que el Ayuntamiento del PP hizo todo lo posible para cargársela (Isaac Rosa)

Déjenme empezar por una pequeña historia personal: hace casi treinta años mi madre fue rey mago. Concretamente, Baltasar. En la cabalgata de Badajoz, a finales de los ochenta. Y no lo hizo con disimulo: la entrevistaron medios de toda España. Pero no hubo ni un solo artículo de la caverna, ni un tertuliano, ni un concejal de la oposición que pusiera el grito en el cielo. Ni un gritito, vaya. Todo lo contrario: se recibió con expectación. De hecho, no fue la única.
Que tres décadas después tengamos que oír tanta tontería porque una mujer se disfrace de rey mago en una cabalgata de barrio, da la medida del subnivel que vamos alcanzando. Cualquier cosa sirve para montar una polémica. Y si es para dar leña a los nuevos ayuntamientos, barra libre. Da lo mismo que llevemos décadas malpintando de negro a hombres con el cuello blanco, o que famosetes y políticos perfectamente reconocibles se lo pasen bien tirando caramelos.
El problema es que sea una mujer la que se ponga la misma barba cutre de siempre, vaya, pobrecitos niños, la ilusión por los suelos. A ver, si no le has contado a tu hijo que el de la carroza es un “ayudante” disfrazado, y le haces creer que es el auténtico rey venido de Oriente para pasear por tu ciudad, el que pones en riesgo su ilusión eres tú.
Entre todos los argumentos cavernícolas, mi favorito es el de “si sois tan laicos, por qué no dejáis las tradiciones cristianas en paz”. Llevo años diciendo que no, que los reyes magos no son cristianos. Hace mucho tiempo que ni la Iglesia ni sus fieles tienen el ‘copyright’ de sus majestades de Oriente. Como no la tienen de los belenes, que se ponen al gusto de cada casa, incluidas las familias ateas (que solemos ser las más entusiastas). Pero nunca faltan a su cita los fundamentalistas, que siempre intentan hacernos el mismo truco de trilero: cuando criticas la presencia de un símbolo religioso en el espacio público, te dicen que es un símbolo cultural, de todos. Pero luego vas tú y dices que los reyes son una manifestación cultural, y te dicen que no, que religiosa, y un respeto, oiga.
En el caso del Ayuntamiento de Madrid, no recuerdo que a los puristas de la “tradición” (que ya de por sí es dudosa en los reyes magos) les molestase mucho que la cabalgata se convirtiese en un desfile de patrocinadores privados y películas infantiles en promoción. La cabalgata era un escaparate comercial más, y al que iba por libre, le hacían la vida imposible: lo sabemos bien en mi barrio, Hortaleza, donde nos pasamos años peleando con la Junta de Distrito para defender la cabalgata vecinal, participativa y autogestionada.
El Ayuntamiento del PP hizo todo lo posible por cargársela: cambios de fecha y recorrido, exigencias a los organizadores, o montar otra cabalgata patrocinada por un centro comercial. Hasta hubo que solicitar permiso a la Delegación del Gobierno para que los reyes saliesen en manifestación. Y pese a todo, el desfile de vecinos y asociaciones resistió. Con sus magos disfrazados, sus carrozas decoradas por niños, su irresistible batucada y un rey negro llegado no de Oriente, sino del CIE.
Aquí seguimos otro año, ahora sí con la colaboración del nuevo Ayuntamiento (que no la paga, malpensados: seguirá financiada por los propios vecinos). Si tenéis hijos, estáis invitados a participar esta tarde en nuestra cabalgata. No será la mejor, ni la más grande, ni la más respetuosa con la “tradición”, pero sí la más participativa, y sobre todo la más divertida. Aquí os esperamos.

EL VENTANO - 5 DE JANEIRO DE 2016

El filólogo español que desmontó el mito del Belén en el siglo XVI y casi le cuesta la vida

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Los Reyes Magos preparan ya su aterrizaje en las casas españolas, pero aún no está muy claro qué estrella o alucinógeno utilizaron aquellos tres sabios de Oriente para llegar hasta Belén y regalarle a un recién nacido cosas tan útiles como oro, incienso y mirra. Aunque ya en el siglo XVI había quien se atrevía a poner en duda las palabras escritas en los Evangelios.
Es el caso de Francisco Sánchez de las Brozas. Conocido como el Brocense, este ilustre extremeño, profesor de Retórica y Griego de la Universidad de Salamanca nacido en 1523, se atrevió a desmontar la versión bíblica del nacimiento de Jesús. Por hacerlo, tuvo que vérselas con la mismísima Inquisición.
La historia oficial es de sobra conocida: María y José (embarazada ella como estaba de una sospechosa paloma) se plantaron en Belén porque tenían que empadronarse allí. El lugar estaba hasta arriba de gente, no encontraron dónde quedarse y el asunto terminó con un parto en un establo con algún que otro animal como espectadores de excepción. Al menos, así aparece en el evangelio de Lucas.
Cuando nadie osaba a llevarle la contraria a las sagradas escrituras, El Brocense analizó las traducciones que se hacían del Evangelio al latín para derrumbar la versión oficial del nacimiento del hijo del palomo santo. El profesor defendía que la traducción de un término griego por ‘pesebre’ podía ser errónea, ya que también podría significar ‘habitación de invitados’, algo que cambiaría ligeramente la historia. Y con razón.
En su opinión, si esta peculiar familia acudía a Belén a empadronarse porque José era de allí, lo lógico sería pensar que algún familiar o algún conocido podría haberlos alojado en su casa (eso, si no tenía él mismo una casa en el lugar en el que nacería el protagonista del Nuevo Testamento).
No obstante, en el caso de que José no hubiera contado con la casa de ningún allegado en Belén, la opción del pesebre tampoco habría tenido mucho sentido. El extremeño defendía en sus textos que el censo no debía hacerse en un mismo día, lo que, efectivamente, habría congregado allí a una gran masa de gente. Sin embargo, no habría habido tampoco problema alguno para encontrar un lugar donde quedarse sin tener que recurrir a un establo.
Y en cuanto a los animales, no habría sido extraño que Jesús naciese escoltado por un buey y una mula a pesar de no haber llegado al mundo en un pesebre: en la época, era habitual dejar que los animales pasaran la noche donde dormían los habitantes de la casa para contar con ese preciada fuente de calor natural.
Las dudas planteadas por El Brocense casi le cuestan la vida. Con la Inquisición haciendo de las suyas en España, mostrar de forma pública el más mínimo escepticismo sobre la veracidad de los textos bíblicos era todo un peligro.
De hecho, el profesor universitario fue acusado hasta en tres ocasiones por la Inquisición. La primera vez, en 1584, se le exigió que “en adelante hable con mucho recato y consideración, de manera que no dé ocasión de escándalo a las personas con quien tratare, con apercibimiento, que haciendo lo contrario será castigado con todo rigor”.
El Brocense murió estando arrestado en su casa, a la espera de que la Inquisición dictara sentencia definitiva, tras demostrar que una mala traducción había contribuido a levantar una de las muchas mentiras bíblicas. Mientras tanto, los Reyes Magos siguen buscando una estrella (o una seta).

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