Tras tener su primera hija, observó de cerca a las niñas de tres años y su fascinación por las princesas Disney y por parecerse a ellas, lo que le llevó a investigar de cerca los cuentos originales de los hermanos Grimm y se percató de que tenían algunos aspectos oscuros y horribles que Disney había cambiado en sus versiones.
Normalmente las historias de Disney tienen un comienzo triste, con un personaje femenino malvado que deposita toda su maldad sobre una muchacha encantadora, para tener un final predeciblemente feliz gracias a que el Príncipe salva a la joven víctima para convertirla en Princesa.
La fotógrafa Dina Goldstein empezó a imaginar a las ‘perfectas’ Princesas Disney con los problemas reales que afectan a las mujeres de su entorno, tales como enfermedades o adicciones, y creó una galería de imágenes, que llamó ‘Fallen Princesses’ (Princesas caídas), en la que aparecen en escenarios actuales reflejando cómo podría ser su vida en la actualidad.