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quinta-feira, 19 de novembro de 2015

EL VENTANO - 19 DE NOVEMBRO DE 2015

Presidente Hollande, ¡ha caído usted en la trampa!

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Su intento de calmar a la nación amenaza la seguridad del mundo. Su opción por un vocabulario enérgico es un signo de debilidad. Hay otras formas de firmeza aparte del lenguaje bélico. Inmediatamente después de los atentados de Noruega, el primer ministro Stoltenberg pidió sin rodeos “más democracia, más apertura, más participación” (David Van Reybrouk)

La terminología tan extraordinariamente irreflexiva que usted optó por utilizar en el discurso del sábado 14 de noviembre, en el que repetía que se trataba de “un crimen de guerra” perpetrado por “un ejército terrorista”, me ha dado qué pensar. Usted dijo literalmente:
“Lo que pasó ayer en París y en Saint-Denis, cerca del Estadio de Francia, es una acción de guerra, y frente a la guerra, el país debe tomar las decisiones apropiadas. Es un acto de guerra cometido por un ejército terrorista, Daesh, un ejército de terroristas, contra Francia, contra los valores que defendemos en todo el mundo, contra lo que somos, un país libre que habla a todo el planeta. Un acto de guerra preparado, organizado, planificado desde el exterior con cómplices en el interior que la investigación descubrirá. Es un acto de barbarie absoluta”.
Suscribo totalmente la última frase, pero me siento obligado a constatar que el resto de su discurso es una preocupante repetición, casi literal, del que G. W. Bush pronunció ante el Congreso de Estados Unidos tras los atentados del 11-S: “Los enemigos de la libertad han cometido un acto de guerra contra nuestro país”.
Las consecuencias de esas palabras históricas son sabidas. Un jefe de Estado que califica un suceso de acto de guerra tiene que reaccionar y devolver el golpe. Es lo que llevó a Bush a invadir Afganistán, lo que entonces era aún admisible porque el régimen había ofrecido asilo a Al Qaeda. Luego siguió la invasión, absolutamente demente, de Irak, sin mandato de la ONU, única y exclusivamente porque EE UU imaginaba que ese país estaba en posesión de armas de destrucción masiva. Erróneamente, como se demostró después. Esa invasión condujo a una desestabilización total de la región que se prolonga hasta hoy.
La salida de las tropas estadounidenses en 2011 dejó el país en medio de un vacío de poder. Poco después, cuando en la senda de la Primavera Árabe estalló una guerra civil en el país vecino, pudimos constatar hasta qué punto la invasión estadounidense fue perniciosa. En el noroeste de un Irak desarraigado y el este de una Siria despedazada entre el Ejército gubernamental y la Free Syrian Army, se había creado un espacio donde surgió un tercer actor importante: Daesh.
En resumen, sin la estúpida invasión de Bush en Irak, jamás habría existido Daesh. Fuimos millones los que nos manifestamos contra esa guerra en 2003, la desaprobación era universal. Y teníamos razón. No porque fuéramos capaces de pronosticar el futuro, no éramos clarividentes hasta ese punto. Pero hoy somos plenamente conscientes de que lo que pasó la noche del viernes 13 de noviembre en París es una consecuencia indirecta de la retórica de guerra que su colega Bush empleó en septiembre de 2001.
Y, a pesar de ello, ¿qué hace usted? ¿Cómo reacciona usted menos de 24 horas después de los atentados? ¡Empleando la misma terminología que su homólogo estadounidense de entonces! ¡Y con el mismo tono, por dios!
Se ha tragado usted el anzuelo y lo ha hecho con los ojos bien abiertos. Se ha tragado el anzuelo, señor presidente, porque siente el aliento de halcones como Nicolas Sarkozy y Marine Le Pen quemándole la nuca. Y porque desde hace tiempo tiene fama de ser débil. Se ha tragado el anzuelo.
El 6 y el 13 de diciembre habrá elecciones en Francia, no son más que unas elecciones regionales, pero tras estos atentados se focalizarán en la seguridad nacional, no cabe duda. Se ha tragado el anzuelo a pies juntillas, porque ha hecho, literalmente, lo que los terroristas esperaban de usted: una declaración de guerra. Ha aceptado su invitación a la yihad con entusiasmo. Pero esta respuesta, que usted quería que fuera firme, nos hace correr el monstruoso riesgo de acelerar aún más la espiral de violencia. No la considero juiciosa.
Usted habla de un “Ejército terrorista”. Para empezar, tal cosa no existe. Es una ‘contradictio in terminis‘. Un ‘ejército terrorista’ es lo mismo que hacer un régimen bulímico. Los países y los grupos pueden tener ejércitos; si no logran formarlos, pueden optar por el terrorismo, es decir, por acciones puntuales cuyo impacto psicológico es máximo, en lugar de por un despliegue de fuerzas militares con ambiciones geopolíticas.
¿Un ejército, dice usted? Seamos claros: hasta el momento ignoramos si los autores de los atentados son combatientes sirios retornados o enviados. No sabemos si los atentados han sido urdidos en el califato, o en los suburbios y ‘barrios’ europeos. Y aunque algunos indicios dan a entender que se trata de un plan global procedente de Siria (la casi simultaneidad del atentado suicida del Líbano y del eventual ataque de un avión ruso), es obligado constatar que el comunicado de Daesh fue muy tardío y no contiene más elementos que los que circulaban ya en Internet. ¿Se trata de una cuestión de coordinación o de oportunismo?
Por lo que se sabe, podría tratarse de unos individuos descontrolados, en su mayoría ciudadanos franceses, que han vuelto de Siria, donde han aprendido a manejar armas y explosivos, se han sumergido en una ideología totalitaria, criptoteológica, y se han familiarizado con operaciones militares. Se han convertido en monstruos. Eso es lo que son, pero no un ejército.
El comunicado de Daesh alababa los “lugares cuidadosamente elegidos” de los atentados; sus propios servicios de información, señor presidente, subrayaban el profesionalismo de los autores: señalemos que, en este aspecto, hablan la misma lengua. ¿Pero cuál es la realidad? Los tres hombres que fueron al Estadio de Francia donde usted asistía a un partido amistoso de fútbol contra Alemania parecen más bien amateurs. Querían sin duda entrar en el recinto para cometer un atentado contra usted, es muy posible. Pero el que se hace volar cerca de un McDonald’s y se lleva a una víctima por delante es un terrorista pésimo. El que causa cuatro muertes con tres atentados suicidas, cuando un poco más tarde una masa humana de 80.000 personas iba a salir del recinto, es un inútil. El que quiere diezmar al público de una sala de espectáculos con cuatro cómplices y no bloquea la puerta de salida no es un genio de la estrategia. El que se mete en un coche y ametralla a ciudadanos, inocentes y desarmados, sentados en terrazas, no es un militar, formado en táctica, sino un cobarde, un cerdo, un individuo totalmente pervertido que ha unido su suerte a la de otros individuos de la misma calaña. Una jauría de lobos solitarios. Eso también existe.
Su análisis del “ejercito terrorista”, señor presidente, no es concluyente. El término que ha utilizado, “acto de guerra”, es enormemente tendencioso, aunque esa retórica bélica la hayan recogido, sin pudor, Mark Rutte en Holanda y Jan Jambon en Bélgica. Su intento de calmar a la nación amenaza la seguridad del mundo. Su opción por un vocabulario enérgico es un signo de debilidad.
Hay otras formas de firmeza aparte del lenguaje bélico. Inmediatamente después de los atentados de Noruega, el primer ministro Stoltenberg pidió sin rodeos “más democracia, más apertura, más participación”. Su discurso, señor presidente, menciona la libertad. Podría también haber mencionado los otros dos valores de la República Francesa: igualdad y fraternidad. Me parece que en estos momentos necesitamos algo más que su dudosa retórica de guerra.

EL VENTANO - 19 DE NOVEMBRO DE 2015

La (preocupante) destilación de la realidad

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Las verdades y los miedos y los prejuicios y los intereses creados de unos y otros se mezclan con las patrañas y los miedos. Tiempos de directos emitidos como videoclips, millones de palabras digitales que se sustituyen unas a otras… Nunca hubo tanta (des)información (Javier Meléndez Martín)

2015. Atentados en París. 129 muertos, 350 heridos. Últimos datos contrastados. Alrededor millones de palabras digitales abruman, engañan, crean cizaña. Las menos, informan.
1991. Cenamos tarde con los bombardeos de Estados Unidos sobre Iraq. Retransmisión de CNN para el mundo. En 625 líneas, luces verdes y destellos rojos sobre el cielo negro de Bagdad. De fondo, un locutor indica los autores de unas y otras luces. Ni una mención de las consecuencias: ni edificios destruidos ni población civil afectada ni combatientes caídos ni próximos movimientos militares y diplomáticos.
A la mañana siguiente, ediciones locales de periódicos nacionales de izquierdas y de derechas. No creemos en el papel más que en la televisión, pero las palabras abarcan una extensión de realidad mayor que un puñado de imágenes en directo. Palabras sobre las que detener los ojos (no tienen la velocidad de las luces verdes y las luces rojas).
En las coincidencias de palabras de los periódicos hay una parte de la verdad. La parte no censurada por los contendientes, escogida por los periodistas, filtrada por los editores… pero verdades al fin y al cabo.
Viernes 13 de abril 2015. En un programa de imitadores de cantantes un rótulo corre de derecha a izquierda: ATENTADO EN PARÍS… MUERTOS… REHENES. ATENTADO EN PARÍS bajo un anuncio de galletas de chocolate y crema. Boletines escuetos en las televisiones (menos en dos). «Alá es grande», dicen testigos que dijeron los asesinos.
En las redes sociales «asco de país que prefiere entretenerse a saber qué pasa en el mundo», escribe uno. Garabato de la torre Eiffel en un círculo. «No empecemos con los simbolitos», se quejan otros. Primeros intentos de reconducir emociones ajenas.
Sábado 14 de abril. En las redes sociales «estamos en la III Guerra Mundial», escriben muchos. Lo dijo el Papa y Nostradamus. «Al-Ándalus será el próximo objetivo», escriben otros. «Qué suerte que no vivo en el Sur», escriben algunos. «¡Estudia gilipollas!», responden otros con enlace a Wikipedia. «Expulsemos a los moros», adeptos de la (sin)Razón.
Un tipo escribe que en París murieron pollos, patos y vacas y otros animales en casas y restaurantes… «Que lo ocurrido en París no nos haga olvidar que…», reivindica que algo queda. «Eso pasa por acoger a los sirios», escribe uno y comparten otros. La teoría de conjuntos arremetida en un tuit. La teoría que enseña que no todos los musulmanes son terroristas ni todos los terroristas son musulmanes.
«Reza por París», un lema. «No recéis, pensad», los ateos. «Lloráis por París, pero no lloráis por los libaneses», escriben algunos. «No lloráis por los sirios», otros. «No hay muertos de primera y muertos de segunda». Hipócritas dicen unos; hipócritas, replican otros.
Domingo 15 de abril. «Ponerse la bandera francesa es peligroso: desafiamos a los terroristas», dicen unos. «Ponerse la bandera francesa es peligroso: olvidamos que hay más víctimas», dicen otros. Por unos y por otros la bandera desaparece. «La culpa la tenemos los occidentales», escribe alguien de Albacete. «¡Progres de mierda!», replican simpatizantes de la cadena del torito. «¡Fachas!» contratacan cuentas con bandera tricolor.
Una parte de la prensa juega a la confusión y al miedo, a vomitar o replicar informaciones sin contrastar. Un tipo de Canadá se fotografía en el baño con un iPad, y unos imbéciles lo disfrazan de yihadista con Photoshop. Hay medios de comunicación españoles [La Razón] que titulan: «Uno de los presuntos terroristas». Los imbéciles no se disculpan y los periodistas lo hacen en un faldón. «Música satánica para una carnicería», titula un redactor que no usa Google o no le interesa.
Un conocido periodista español [Carlos Herrera] difunde un selfi: aquí frunciendo el ceño para mostrar mi dolor por París. Una reina de la mañan[Ana Rosa Quintana] interrumpe sin vergüenza un minuto de silencio en París.
Una televisión autonómica presenta con orgullo a testigos presenciales de los hechos: «Escuchamos tiros y sirenas en la habitación del hotel y pusimos la tele —dicen los turistas españoles—, pero como no sabemos francés, no nos enteramos de nada». Testigos de la televisión (como uno mismo). ¡Ea, cinco minutos de gloria!
Las verdades y los miedos y los prejuicios y los intereses creados de unos y otros se mezclan con las patrañas y los miedos. Tiempos de directos emitidos como videoclips, millones de palabras digitales que se sustituyen unas a otras. Mensajes que como luces verdes y los destellos rojos pasan rápido. Nunca hubo tanta (des)información. La destilación de la realidad requiere calma. Y deseo de conocer.
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EL VENTANO - 19 DE NOVEMBRO DE 2015

Wyoming a Albert Rivera: “¿Cuántas plazas tiene Hitler en Alemania?”

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En el programa ‘El Intermedio’ del pasado martes, el Gran Wyoming entrevistó al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, a quien le preguntó sobre la situación en Cataluña y cuestiones de la Ley de Memoria Histórica, como la retirada de símbolos franquistas de calles y plazas, entre otros asuntos.
Sandra Sabatés apuntó a Rivera el hecho de que le parecía un poco contradictorio que se pretendiera honrar la memoria de las víctimas yihadistas y, sin embargo, las del franquismo no tuvieran el mismo reconocimiento y apoyo: “Claro que merecen dignidad y poder recuperar a sus muertos y familiares, pero otra cosa es que hagamos un debate de todas las plazas, calles y placas de España entera. Me parece que ese debate no interesa a la mayoría de ciudadanos”, contestó el líder de Ciudadanos.
Tras sus declaraciones, dijo que “muchos hemos nacido en democracia”, pero El Gran Wyoming aprovechó para recordarle: “Usted es muy joven, pero hay gente que vive ese debate todos los días. No hay que hacer un debate pueblo por pueblo, se hace una Ley y el debate está terminado. Es triste honrar la memoria de una víctima y que su familia tenga que vivir en la plaza del señor que lo mató”.
Poco después, Wyoming y Rivera se enzarzaron en una discusión un tanto desordenada, en la que el entrevistado se limitó a repetir lo que ya había dicho. Al final, Wyoming le lanzó una pregunta sencilla:  “En el modelo alemán que tanto nos gusta, ¿cuántas plazas tiene Hitler en Alemania?”. Pero Rivera hizo como si no la oyera, y siguió repitiendo su discurso.



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Categorías: Política

EL VENTANO - 19 DE NOVEMBRO DE 2015

Un poema de Celaya entre las ruinas de Siria

Alepo, Deir al-Zor, Homs, Deraa, Idlib, Damasco… Ciudades destrozadas en un país cargado de muerte y horror. Sobre sus ruinas, un grito de esperanza con un poema de Gabriel Celaya: Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos…
1

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas
2
Cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
3
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, axfisiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
5
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
6
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos, dar un sí que glorifica.
10
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
11
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
15
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
17
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
19
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
20
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
21
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.
29
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
30

‘La poesía es un arma cargada de futuro’ (Gabriel Celaya)

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Categorías: Sociedad

EL VENTANO - 19 de Novembro de 2015

Francia prohíbe las marchas convocadas por los ecologistas durante la cumbre del clima

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El Gobierno francés ha prohibido la celebración de todo tipo de manifestaciones y marchas en el país, utilizando las prerrogativas que le concede el estado de emergencia, en el que el Ejecutivo puede adoptar medidas extraordinarias sin la intervención de la Justicia.
La decisiòn afecta sobre todo a las protestas convocadas por el movimiento ecologista sobre el cambio climático.  Las marchas planeadas para los próximo 29 de noviembre y 12 de diciembre con motivo de la cumbre internacional del clima en París (COP-21) no serán autorizadas por razones de seguridad.
Todas las manifestaciones organizadas en espacios cerrados o en lugares donde la seguridad puede ser fácilmente garantizada podría seguir adelante, ha dicho el Gobierno en un comunicado. “Sin embargo, con el objetivo de garantizar riesgos adicionales, el Gobierno ha decidido no autorizar las marchas por el clima planeadas en lugares públicos en París y en otras ciudades franceses convocadas para los días 29 de noviembre y 12 de diciembre”, señala el texto.
“La situación creada por los atroces ataques del 13 de noviembre y tras las investigaciones llevadas a cabo, se requiere que las condiciones de seguridad sean reforzadas. En este sentido,solo se van a mantener todos los eventos en espacios cerrados y que se puedan asegurar con facilidad”, señala el comunicado oficial.
Los ecologistas habían calculado que las marchas podrían congregar a unas 200.000 personas para presionar a los gobiernos para que reduzcan las emisiones de gases con efecto invernadero. El movimiento ecologista estudia qué tipo de actividades podría llevar a cabo tras la decisión del Gobierno francés.
El estado de emergencia que se ha decretado en Francia permite que el Gobierno pueda tomar medidas que en situaciones normales no tiene permitidas. La legislación del país reserva ese estado para casos de “riesgo inminente como resultado de daños graves al orden público”.


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