El periódico El Mundo publica este domingo una amplia entrevista con el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. Este es un extracto de sus declaraciones.
Bajada de Podemos, según encuestas. Siempre valoramos las encuestas con mucha cautela, porque hay una situación que en este tiempo ha cambiado poco: la cantidad de personas que todavía no ha decidido su voto. Eso quiere decir que la situación está muy abierta, que las campañas cuentan más que nunca y que incluso el día de la votación es determinante. Pensamos que hay partido y lo jugamos para ganar.
Errores. Hemos tenido a veces dificultades para comunicar. Hemos tenido que madurar muy rápido. No nos hemos dado cuenta de que las cosas hay que tomárselas con calma e incluso con cierta ironía, que la aspereza en política es una...
¿Demasiado radicales? No tanto radicales como que nos ha faltado tomarnos las cosas con más ironía y calma. He fruncido el ceño demasiado. Cuando estás en la primera división de la política es como pasar de la ACB a la NBA: el contacto es más duro, hay más empujones y codazos; los árbitros dejan hacer más y hemos tenido dificultades para adaptarnos a ese juego.
¿Miedo del electorado? El miedo no ha sido del electorado porque los apoyos siempre han sido muy amplios. El miedo ha sido de las élites. Las élites nos subestimaron durante mucho tiempo pero, en un momento determinado, se dieron cuenta de que los «frikis», como nos llamó Arriola, les podían ganar y entonces se lo tomaron en serio.
Influencia caso Monedero. Esa situación ha afectado, sobre todo, a Juan Carlos, que ha sufrido daño en lo personal, y también nos ha enseñado a nosotros. Es fundamental ser mucho más eficaces y mucho más precisos en la comunicación. No hicimos una buena gestión comunicativa.
¿Monedero desaparecido por táctica electoral? Táctica y Monedero son dos nociones incompatibles... Juan Carlos es alguien que actúa dictado por lo que le dice el corazón y por lo que le dice el alma. Yo le decía: «En política es tan importante manejar lo que dices como los silencios». Pero él no es así. Digamos que no tiene alma de político, tiene más alma de periodista. Ahora, sin estar en los órganos de dirección, va a ser mucho más útil porque nos va a poder criticar con mucha libertad y sin la sensación de que pueda haber deslealtad. Si a él le apeteciera yo contaría con él, pero creo que no le va a apetecer.
¿Una cita con Ana Botín en el Santander? Sí, sí, iría al Banco Santander sin ningún problema. Si fuéramos a un restaurante, le pediría que fuera uno modesto, y encantado de comer o cenar con ella, claro que sí.
¿Socialdemócrata o comunista? Si a Marx y a Engels les hubieran preguntado qué son ustedes, hubieran dicho socialdemócratas. ¿Por qué no socialdemócratas? Igual que Bernstein, igual que Rosa Luxemburgo, igual que Vladimir Ilich.
¿Elementos del comunismo en su ideología? Diría que no, porque el significado de las palabras es algo que siempre se ubica en términos históricos. El comunismo es algo que se entiende en el marco de lo que Eric Hobsbawn llamó «El breve siglo XX», entre la revolución bolchevique y la caída del muro de Berlín. El deber del Gobierno debe ser redistribuir. Ese espacio socialdemócrata lo hemos ocupado nosotros. Pero ideológicamente nos sentimos en un espacio más amplio. Ahora nos han dejado solos y hay básicamente dos opciones: los partidarios del totalitarismo de mercado y los defensores de que la democracia tiene que afectar también a la economía.
Radicalidad de Izquierda Anticapitalista. Tuvimos que tener una discusión política con ellos en el interior de Podemos y ganamos por mucho. Si compañeros de Izquierda Anticapitalista querían seguir trabajando con nosotros, tenían que disolver ese partido y así lo hicieron.
Ruptura por la izquierda en Podemos. Hay un nivel de satisfacción enorme con las nociones que hemos puesto encima de la mesa y lo he visto con la recepción de mis últimos artículos al explicar qué es la centralidad del tablero, por qué entendemos que la geografía izquierda-derecha no funciona; al explicar que ese estilo plebeyo que algunos han definido como populismo de izquierdas es clave para construir los elementos agregadores para que se produzca un cambio político. He recibido mucho entusiasmo por parte de nuestra gente. Muchos proceden de la izquierda, y dirían never again, nunca más volver a los errores del pasado, nunca más volver a esas etiquetas ideológicas que nos condenaban la subalternidad. Podemos es un instrumento de cambio para las mayorías, no un conjunto de etiquetas y de símbolos.
¿Ser muchos aunque sea a costa de la pureza ideológica? Sí. De hecho, no creo en la pureza ideológica. Quien quiera ser puro ideológicamente que no haga política. La política implica mancharse, asumir contradicciones, trabajar con gente distinta a tí. La política es una cuestión que tiene que ver con cientos de miles, con millones de personas. La política de las decenas, la política de los centenares es trabajo de sectas. Eso no es política.
¿Medidas sobre empleados públicos despedidos, problema habitacional...? Ya lo hemos anunciado. En nuestro programa, la Ley 25 de Rescate Ciudadano va en esa dirección con la paralización de los desahucios y una alternativa habitacional, con nuestra voluntad de asegurar los suministros energéticos y convertirlos en servicios públicos antes que en mercancías. Claro que habría que readmitir a trabajadores públicos despedidos, por supuesto que sí.
Respaldo a la investidura de Susana Díaz. Le soy sincero: a mí me gustaría mucho que dijera que sí a nuestras tres propuestas, porque creo que es razonable que alguien que ha ganado las elecciones pueda formar gobierno y si dijera que sí a las tres, habríamos conseguido ser útiles. Ella sabe lo que tiene que hacer si quiere nuestra abstención.
Pactar con PSOE para desplazar al PP en Madrid. Trabajaría para ello. Ya hemos dicho que el PSOE tendrá que dar un giro de 180 grados. Pero nuestra voluntad sería no permitir que el PP siga gobernando en la Comunidad de Madrid. Y si eso implica llegar a acuerdos, nosotros trabajaríamos para que esos acuerdos fueran posibles. En función de los resultados, plantearemos una agenda, que será social y programática. Y a partir de ahí plantearemos que nuestro apoyo es posible si se apuesta por un modelo de Madrid completamente distinto a lo que ha hecho el PP. Que apueste por la innovación, por la defensa de lo público, por la desprivatización y por un tipo de Madrid que asegure un futuro a las próximas generaciones que nosotros entendemos que ahora se está negando.
¿Más impuestos para los que más ganan? Estoy en ese grupo y no me siento amenazado. Todo lo contrario, me siento un privilegiado en muchos aspectos. Hablamos del 5,5% de los asalariados. Un tercio de los asalariados en este país cobra 645 euros al mes en 14 pagas o menos. Es fundamental que las medidas fiscales que vayamos a tomar reduzcan la carga impositiva a la gente que tiene dificultades para llegar a fin de mes, que no es mi caso, y que al mismo tiempo se reduzca el IVA. No son razonables algunas propuestas como subir el IVA del pan o de las sillas de ruedas, y al mismo tiempo racionalizar la progresividad. A mí me gusta mucho pagar impuestos. Pago muchos impuestos y eso es bueno. Un país en el que se pagan impuestos es un país que tiene mejores servicios públicos y mejores mecanismos redistributivos. En todo caso, la clave es conseguir que paguen impuestos los que están arriba de verdad, los que se han permitido cuentas en Suiza.
Banca pública. Yo sí soy partidario de una banca pública, porque el sistema financiero es algo demasiado importante. En este país se está dejando en la estacada no solamente a familias, sino también a pequeños y medianos empresarios y a autónomos... Una institución de crédito pública tiene que ser algo enormemente transparente, controlado, con sueldos razonables y que aseguren algo que es muy importante para que funcione la economía de un país. Incluso no es necesario que esté controlado directamente por el Gobierno; a mí no me parece mal que haya sectores de la sociedad civil que tengan control. El problema es que las cajas de ahorro se convirtieron en la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones cuando se bancarizaron.
¿A favor de la unidad de España? Yo sí. No quiero que Cataluña se vaya de España, por ejemplo. Es una puerta que se cerró en falso y en el marco de un proceso constituyente yo abriría la discusión también sobre el derecho a decidir en Cataluña. A mí me parecería bien que incluso los catalanes votaran para que el resto de los españoles supiéramos qué opinan. Yo sería contrario a que Cataluña se fuera de España e intuyo que con gente como nosotros ocupando responsabilidades de gobierno una mayoría notable de catalanes no se querría ir.
Fuente: 'elmundo.es/espana/2015/05/17/5557a8a7ca4741132d8b4588.html'
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