La (inquietante) relación de Albert Rivera con las mutuas de salud privadas
Entre risas y propuestas, Albert Rivera sembró una duda preocupante en ‘El Hormiguero’. No estuvo el hombre mal del todo, se defendió, aunque es cierto que Motos fue mucho más crítico con Iglesias. Sin embargo, le pegó a Rivera un buen mordisco, aunque soltó la presa rápidamente. Es la pena de que las entrevistas queden en manos de cómicos y cantantes de rancheras, de gente que no sabe morder. Motos dijo algo, Rivera se zafó, y el cómico no se dio cuenta de que tenía que seguir por ahí.
Antes de explicar el mordisco, un aviso: las propuestas económicas y de regeneración de Ciudadanos para las elecciones me parecen muy interesantes. No los satanizo como hacen otros, intuyo que traen ideas sólidas y, aunque no fuera así, ya nos aportan una renovación muy sana. Sin embargo, cuando tratan los problemas del sistema de salud pública, encuentro una ambigüedad desagradable que no se disipa en las propuestas publicadas en la web del partido.
En un momento del programa, Motos y él hablaban de la sanidad. Rivera se cubría sin dificultad con los mismos guantes gruesos que usa el PP: la sanidad es la joya de la corona y seguirá siendo universal. Lo cual, por cierto, es decir muy poco. Pero entonces, Motos le dijo a Rivera que una amiga suya iba a hacerse un seguro privado, y los de la mutua la habían mandado al cuerno porque la chica había tenido leucemia a los 14.
Para el que no lo sepa, estas empresas son así. Espigan sus pacientes entre la gente más sana y se reservan el derecho de admisión para dejar fuera al que pueda generar demasiados costes. Por ejemplo, es una práctica habitual la expulsión de ancianos que llevan pagando toda la vida, con una cláusula en los contratos que da a la mutua prerrogativas para duplicar y triplicar el precio de la cuota cuando el paciente rebase los 65 años.
Rivera, en las pocas ocasiones en que ha sido preguntado por las mutuas, ha mostrado un respeto reverencial hacia ellas. Él mismo disfruta del seguro privado que La Caixa regala a sus empleados, aunque ya no trabaje ahí. ¿Es malo tener una mutua? No, pero es sospechoso defenderlas desde un cargo político. ¿Por qué? Porque quien piense que la peor amenaza de la sanidad pública son los recortes está mirando el dedo y no lo que este señala. Uno de los mayores depredadores que amenazan nuestro sistema de salud son precisamente las mutuas, cuyo capital anida en los bancos, junto a los planes privados de pensiones. Consulten los nombres de directivos de bancos y mutuas y encontrarán varios cromos repetidos.
Y sin embargo, en términos globales, el negocio de las mutuas no funciona. La aspiración de estas empresas es captar cientos de miles de clientes que paguen la cuota estándar y no se pongan malos a menudo. ¿Dónde encontrarlos? En las colas de la seguridad social. Dicho de otra forma, estas mutuas, conectadas por la puerta giratoria a la política, necesitan que el sistema de salud público funcione cada vez peor.
¿Necesita usted una prueba? En Cataluña, tal como publicó la revista ‘Café amb Llet’, las listas de espera rebasan todos los récords y las mutuas privadas han crecido más que en ninguna otra región. En ‘Piratas de lo público’, Antón Losada profundizó con datos en la connivencia de mutuas, bancos y políticos contra el sistema sanitario nacional.
Bien. Cuando Motos preguntó a Rivera por la mutua que rechazó a su amiga, hubiera sido muy fácil para el político una respuesta del tipo “esa mutua debe ser espantosa”, pero Rivera no quiso arriesgarse, quizá porque sabe que son todas iguales. Primero, durante unos segundos, se quedó estupefacto. A continuación, con media sonrisa y la vista fija en la mesa como un ajedrecista, se puso a hablar de educación.
¡De educación! Rivera dijo que Ciudadanos garantiza la sanidad y la educación y que lo importante es el I+D y a continuación ofreció clases en inglés para todos los niños y cosas por el estilo. Habló atropelladamente hasta que estuvo lejos de la pregunta de Motos,. Y Motos, que no es periodista, no volvió a morder. Fue extraño, uno de esos pequeños detalles que escapan al autocontrol de un experto en etiqueta como Rivera.
– Pero oiga, ¿qué me dice de las mutuas?
Con esa pregunta me quedé yo. Si Rivera no hubiera cambiado de tema tan descaradamente, eludiendo valorar el asunto de las mutuas, o esa mutua, a mí no se me hubiera activado la sospecha. Pero no es la primera vez que Rivera es mimoso con las mutuas, y así, a mí se me hace muy difícil verlo como el defensor leal que necesita nuestro sistema público de salud.
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