Nuevas denuncias de exalumnos por abusos apuntan a varios profesores de los Maristas de Barcelona
El colegio de los Maristas Sants-Les Corts, de Barcelona está recibiendo un rosario de denuncias por parte de antiguos alumnos que aseguran haber sufrido abusos sexuales de diversos profesores del centro religioso, agresiones que podrían haberse realizado durante más de 25 años ante el silencio de sus responsables.
El padre del exalumno que la pasada semana presentó la primera denuncia, contra el entonces profesor de gimnasia Joaquín Benítez, ha afirmado que tiene información de que otras víctimas ya han presentado denuncias o lo harán en los próximos días contra varios profesores del centro.
Según ha relatado, tres de estas denuncias ya están en manos del juez, mientras que una cuarta ha sido trasladada a los Mossos. Además, este lunes se presentarán tres nuevas denuncias de ex alumnos que supuestamente sufrieron abusos, y que durante la semana se producirán cinco o seis más, ha afirmado.
El Periódico de Cataluña publica dos nuevas denuncias contra otros dos profesores. Una por parte de un exalumno que asegura haber presenciado situaciones de abusos sexuales a compañeros. Y otra por parte de otro que afirma haber sufrido agresiones sexuales durante su estancia en el colegio religioso.
Jordi Navarro tiene 58 años y estudió en el centro que los maristas tienen en el barrio de Sants, y estuvo escolarizado entre los 10 y los 15 años. Este exalumno asegura que un profesor, un hermano marista cuyas iniciales son V. L. y que daba clases de francés, solía impartir las lecciones con un alumno sentado en su regazo. En esa postura, dejaba fuera de la vista de los estudiantes lo que hacía con sus manos. Pero cuando a Navarro le tocaba subir a la pizarra observaba que “siempre tenía su mano dentro del uniforme del niño, directamente sobre los genitales”.
“Lo vi varias veces, pero a esa edad no sabes qué está pasando y, aunque hubiera sido capaz de interpretarlo”, no hubiera resultado posible denunciarlo. En plena dictadura “no cabían esas acusaciones y menos contra los curas”, afirma. El hombre quiere compartir su testimonio “para que se tome buena nota” de la impunidad con que actuaban los agresores en el centro.
El segundo informante, que de momento pide su anonimato, sí sufrió en sus propias carnes el abuso por parte de otro docente, A.F., que era tutor de su clase en el mismo colegio entre los años 1980 y 1988. El profesor no le agredía en la escuela, sino durante los campamentos que organizaba la institución en vacaciones. La víctima tenía entonces 8 o 9 años. “Simulaba que hacía trucos de magia y quería que buscara las cosas que él se escondía dentro de los calzoncillos”, recuerda, y añade que el tutor también hacía participar a otros niños en el ‘juego’.
Con 23 años, en 1997, tras tomar conciencia de que aquellas situaciones por las que había pasado en el colegio implicaban abusos sexuales, presentó una denuncia en el juzgado de guardia, pero el delito ya había prescrito.