quinta-feira, 7 de janeiro de 2016

EL VENTANO - 7 DE JANEIRO DE 2016

El modelo del PP es Marruecos, y lo está consiguiendo

elaboracion de los paquetes de utiles escolares, del programa "UTILES ESCOLARES PARA TODOS", en las instalaciones del recinto ferial. 18 ago 08
El Gobierno del PP se propuso como una meta estratégica que la productividad de la economía nacional se mantuviera a ras de suelo. Y lo ha conseguido. Somos, sí, los primeros productores de empleados-kleenex de la OCDE. Todo un timbre de orgullo(José García Domínguez)

Gran satisfacción del Gobierno y entre los llamados expertos ante las cifras del mercado laboral que clausuran 2015. Razones aparentes no les faltan: a lo largo de esos doce meses se han firmado en España 17 millones de contratos… temporales. El récord mundial del trabajo efímero. Somos, sí, los primeros productores de empleados-kleenex de la OCDE. Todo un timbre de orgullo, según parece. España va bien, que diría el otro.
Si el objetivo era parecernos cada vez más a Marruecos, habrá que rendirse a la clamorosa evidencia de que el Partido Popular va camino de conseguirlo. Aquí, unos quieren ser Dinamarca, los otros Venezuela, los de más allá lo decidirán cuando acaben de matarse entre ellos, y los del PP… Los del PP quieren ser Marruecos.
¿Y cuál es el gran secreto del modelo productivo marroquí, ese que tanto han tratado de imitar durante los últimos cuatro años De Guindos y Rajoy? Pues, amén de la austeridad presupuestaria, la clave de la política económica de Mohamed VI reside en haber logrado que la productividad de su economía no cese de bajar nunca. Ergo, para algún día ya no tan lejano conseguir ser como ellos, los españoles solo tenemos que seguir avanzando por la senda que nos ha marcando el Ejecutivo a lo largo de la legislatura última.
Así, gracias a De Guindos y a su mentor en La Moncloa, la economía española ha obrado un prodigio típico de nuestro ideal africano, a saber, que el país cree muchos empleos pese a crecer poco. Dicho de otro modo, hemos logrado ser tan ineficientes que, para generar el mismo número de bienes y servicios que nuestros vecinos europeos, necesitamos emplear cada vez a muchos más trabajadores que ellos.
Algo que, al parecer, llena de felicidad a nuestro ministro de Economía, quien celebra alborozado que España cree empleo ahora a partir de tasas de crecimiento del 1%. O sea, igualito que lo que ocurre en Marruecos. Otro deslumbrante éxito únicamente equiparable al de los 17 millones de contratos ful. Imposible, como dice siempre Albert Rivera, solo es una opinión.
Y he ahí la prueba: el Gobierno del PP se propuso como una meta estratégica que la productividad de la economía nacional se mantuviera a ras de suelo. Y lo ha conseguido (si algún lector descreído lo duda, consúltense los objetivos oficiales fijados en el llamado Programa de estabilidad 2014-2017). También quería que se generasen muchos puestos de trabajo, cuantos más mejor, que no aportaran casi ningún valor añadido al PIB, e igualmente lo ha conseguido. No por casualidad lo uno resulta ser consecuencia lógica e inevitable de lo otro.
Los dioses, de muy antiguo es sabido, castigan a los hombres concediéndoles lo que les piden. En Marruecos casi no hay paro (andan por el 9% oficial). Eso sí, producen dátiles y para de contar. ¿Queremos eso? Lo tendremos. Apenas será una cuestión de tiempo.

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