Miles de personas se han manifestado este domingo en Amposta (Tarragona) en contra del nuevo Plan Hidrológico de la Cuenca del Ebro aprobado por el Gobierno en funciones, en una protesta convocada por la Plataforma en Defensa del Ebro, en la que han participados decenas de entidades sociales de toda la cuenca y que ha contado con representantes de todos los partidos catalanes excepto del PP y de Ciudadanos.
La reciente aprobación del Plan Hidrológico Nacional (PHN) ha vuelto a poner en movimiento a los colectivos ecologistas por entender que encierra la intención de trasvases entre cuencas y una mercantilización del agua como producto que los diversos agentes del sector podrán vender y comprar libremente.
El lema de la pancarta que encabezaba la marcha, ‘El Ebro sin caudales es la muerte del delta’, resume la preocupación de los convocantes. Desde la plataforma calculan que menos de 5.500 hectómetros cúbicos anuales de caudal ecológico suponen una condena para el río mientras el nuevo plan habla de 3.000.
Según los ecologistas, el nuevo plan apuesta por una planificación hidrológica basada en aumentar los regadíos y fomentar la construcción de nuevos embalses, unas medidas muy alejadas de la nueva cultura del agua y de las directrices que se han aprobado en la Unión Europea.
El nuevo Plan Hidrológico estima una previsión de agua para abastecer 465.000 hectáreas más de regadío en el periodo 2016-2021, que se añadirán a las 950.000 existentes en el anterior plan, y la construcción de 56 nuevos embalses.
El Gobierno de Aragón, integrado por PSOE y CHA y que apoyó el plan de cuenca y por lo tanto no ha estado presente en la marcha, una actitud que ha criticado el diputado de Podemos por Zaragoza, Pedro Arrojo, quien lamentó también unas declaraciones del presidente aragonés, Javier Lambán, exigiendo a su partido que no negociase con Podemos asuntos relacionados con el agua.
Los convocantes esperan que la delegación de eurodiputados que visitará el delta este lunes tome nota del rechazo social que despierta el plan. Sostiene que contempla demasiados regadíos, para abastecer 465.000 hectáreas más que las existentes, y obras de regulación, un total de 56, en buena parte embalses, aguas arriba para garantizar un caudal ecológico suficiente en el tramo final que permita mantener los sistemas ambientales y económicos del delta.