La directora de informativos de Antena 3 debería pedir perdón al gremio de periodistas y a la opinión pública porque hoy la profesión es un poco más indigna, más irrisoria, más manipulada, más vergonzosa y menos responsable (Alejandro López Menacho)
La insistencia de algunos medios en relacionar a Podemos y a todo lo que huela a asambleario con Venezuela y ETA (cuando no con Irán o el yihadismo) no es un asunto nuevo, es una estrategia premeditada que llevamos sufriendo un par de años, concretamente desde que la formación morada apareciera como un elefante en una cacharrería en los platós de televisión de toda España.
Desde entonces, observamos a diario como los abanderados de la libertad, del civismo y la democracia, o lo que es lo mismo, la derecha ultraconservadora, resucita a la banda terrorista vasca a menudo, cuando las encuestas le dan la espalda o simplemente cuando necesita decantar un debate público hacia un lado de la balanza. Pero si analizamos fríamente el fondo de la cuestión, a día de hoy ETA ya no es algo que preocupe a los españoles (solo aparecía mencionado el 0,1 % en el último CIS) igual que Maduro y Venezuela dejarán de serlo en poco tiempo. Y cuanto más tiempo pase más ridículo será insistir con la misma cantinela.
Ayer se produjo un efecto bumerán tras el inverosímil alzamiento de una no-noticia a la categoría de exclusiva mundial por parte de Antena 3. El ridículo fue tan espantoso que la misma presentadora del telediario se sinceró casi en directo. Solo hay que seguir el hilo del hashtag #nosvanadarperobien para percibir la dimensión del esperpento del noticiero de anoche.
La directora de informativos de Antena 3, Gloria Fernández-Lomana, esposa del ex-ministro Josep Piqué, debería pedir perdón al gremio de periodistas y a la opinión pública, al primero porque hoy la profesión es un poco más indigna, más irrisoria, más manipulada, más vergonzosa y menos responsable, y a la segunda porque no se puede tratar a la audiencia como si fuera boba, como si fuese a picar en el cebo de convertir una mera anécdota periodística en un alegato anti-izquierda disfrazado de exclusiva mundial al nivel del Pulitzer. No cuela.