Aunque apenas te conozca, con ella te sientes escuchada, apoyada y cuidada. Es lo que vienen a decir quienes la conocen por el roce diario. Desde su puesto en el Ayuntamiento de Zaragoza como trabajadora social, ha mirado miles de veces directamente a los ojos del hambre y de la desesperación. Pero, como repite a menudo desde que se ha metido en la ventolera electoral, sabe que no podrá hacer casi nada si no siente a la gente detrás.
En sus entornos más cercanos defiende que su viaje por la arena política no tiene que suponer cambios ruidosos en sus costumbres habituales, en su manera de vivir. O, como leyó por la red, su compromiso institucional no tiene por qué ir en contra de la necesidad, el placer y la obligación de cuidar y ser cuidada.
Con cierto pudor, ha decidido compartir algunas de las emociones y pensamientos que le invaden desde hace semanas. Dice que tiene muchas más cosas que le corren por dentro, pero no sabe aún cómo gestionarlas, cómo saber dónde está la frontera entre lo personal y lo público, entre qué decir y qué callar. Así lo cuenta Luisa Broto, candidata al Ayuntamiento por Zaragoza en Común.
Me resulta verdaderamente difícil ponerme a escribir algo sobre mí, y mucho menos compartirlo con personas que no conozco. Pero quizá sirva para que la gente pueda conocer mejor a alguien que ha decidido aspirar a un cargo institucional donde tendrá que tomar decisiones que les afectarán directamente.
Le he dado muchas vueltas estos días y, a la vez, me he dejado invadir por lo que cada día me acontece. Una primera ráfaga me hace constatar que últimamente mis días parece que duran el doble. La cantidad de personas con las que me relaciono se ha disparado de una manera tan considerable que a veces me abruma. Y cuando digo 'relaciono' no es una palabra vacía: supone escuchar, dialogar, compartir, aprender...
En esto me quiero detener, porque tengo la sensación de que la gente que se me aproxima y me conoce de antes tiene una pregunta para mi: "¿Cómo estás?" A lo que suelen seguir casi siempre respuestas del tipo: "Te veo más cansada" o "te veo más seria" o "se te ve muy tranquila" o "se te ve muy bien en las fotos"...
Supongo que, en el fondo, estas personas proyectan parte de su ser y de sus sentimientos. Los deseos, ánimos, dudas, ilusiones... Todo lo que me están volcando las personas que se me acercan es lo que más me llega. Suponen el punto de inflexión de la Luisa 'ciudadana' versus la Luisa 'candidata'.
Siento cómo hay un aluvión enorme de ilusión, de esperanza y de ganas de cambiar parte de las prácticas con las que funciona la Administración municipal de los últimos años. Una situación que me llega a emocionar a veces, a la vez que me genera una carga de responsabilidad y de compromiso que me hacen tomar aire y decirme: "Bueno, esto es así y va a ser así durante un tiempo; Luisa, tienes que asumirlo y afrontarlo de la mejor manera posible".
Sí que es cierto que hay cosas a las que no estoy nada acostumbrada, como es la exposición pública. De repente hay multitud de imágenes tuyas flotando en las redes, apareces en medios, tienes que hablar representando una iniciativa ciudadana, te saluda gente por la calle que apenas conoces, los medios quieren una declaración, un titular... ¡Buff!
Hay momentos en que esto lo llevo mejor, y hay días en los que la responsabilidad pesa un poco más de lo habitual. Es un proceso que construimos cada día. Porque ver tan de cerca que podemos ser 'protagonistas del cambio' no puede dejar a nadie indiferente. Desde luego a mí no me deja.
Y cuando llegan momentos complicados en los que se te arruga un poco el ánimo, pienso en todo el esfuerzo, en el tiempo invertido, en el trabajo invisible de tantas personas, en el equipazo que hay en Zaragoza en Común... Es lo que más me sirve para volver a levantarme. Porque sé que no camino sola, que me siento muy bien acompañada.
Este es otro punto de inflexión que me ayuda a seguir, quizás el más importante: No soy yo. Somos muchos y muchas caminando en común, somos la gente que hemos decidido dar este paso. Antes que candidata, soy Luisa, una ciudadana que simplemente ha decidido subir un peldaño en su nivel de compromiso. Nada más. Espero que la política y la vida, el cambio y la felicidad, vayan de la mano en este momento que me ha tocado vivir.
