quinta-feira, 11 de fevereiro de 2016

EL VENTANO - 11 DE FEVEREIRO DE 2016

La gestión de los bosques en Europa ha incrementado el cambio climático

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La forma de gestionar los bosques europeos en los últimos dos siglos y medio no solo ha sido estéril en la lucha contra el cambio climático, sino que ha contribuido a empeorarlo. Así de contundente es el estudio Europe’s forest management did not mitigate climate warming, publicado esta semana en la revista Science. Los autores del estudio atribuyen como causas de este fracaso a una repoblación forestal ineficaz y a la masiva modificación de la composición de los bosques autóctonos, que han pasado de ser caducifolios a ser de coníferas.
La influencia de los bosques en el cambio climático depende, prácticamente, del carbono que captan los árboles y que quita el CO2 a la atmósfera, lo que contribuye a ralentizar el calentamiento global. A partir de esta premisa, la reforestación y la gestión forestal dirigida a maximizar el secuestro de carbono (y evitar que este salga a la atmósfera) han sido reconocidas como estrategias claves para mitigar el cambio climático en el acuerdo de París. Sin embargo, el estudio realizado por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia demuestra que ninguna de las dos estrategias han funcionado.
La repoblación forestal ha incrementado la radiación que se emite a la atmósfera debido a la juventud de los árboles replantados. Los árboles jóvenes absorben menos carbono, por lo que reflejan más radiación a la atmósfera. Se plantan bosques de árboles jóvenes y se quitan bosques maduros y autóctonos, que son los que ayudan a combatir el cambio climático.
Así, en más de dos siglos se ha aumentado un 10% el área de bosques en Europa, pero el 85% se trata de bosques repoblados, según el estudio. Hay más bosques pero de menor calidad, porque se pasa de árboles de hoja caduca a coníferas. Desde 1750, los bosques de coníferas han pasado de ser el 30% al 57%, mientras el bosque caducifolio ha visto reducida su área en Europa del 70% al 43%.
Este cambio de especies refleja la necesidad de Europa de satisfacer la demanda de madera, que ha crecido de 140 millones, en 1750, a 580 millones, en 2010. Como resultado, 417.000 kilómetros cuadrados de bosques vírgenes han sido destinados a la producción de la madera. Se necesitan bosques con especies que crezcan rápido y que permitan beneficios comerciales.
Aunque el estudio se centra en Europa, los investigadores han detectado efectos similares en el clima en otras regiones, como en China, Estados Unidos, Rusia, Brasil, Chile, Nueva Zelanda o Sudáfrica, donde hay repoblaciones a larga escala y sustanciales cambios en la composición de especies de los bosques.

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